
21 de agosto de 2025 a las 12:25
Producción minera en declive
La industria minerometalúrgica mexicana se encuentra en una encrucijada. Si bien el último informe del Inegi muestra un ligero crecimiento interanual del 1.2% en junio de 2025, la caída del 3.9% respecto a mayo enciende las alarmas y nos obliga a analizar con lupa la compleja situación que atraviesa este sector vital para la economía nacional. La volatilidad se ha convertido en la norma, con cinco descensos en los últimos trece meses, una montaña rusa que dificulta la planificación a largo plazo y genera incertidumbre entre inversionistas y trabajadores.
El auge en la producción de oro, fluorita, plomo, pellets de fierro y cobre ofrece un respiro, un rayo de sol en medio de la tormenta. Zacatecas brilla con luz propia, con un impresionante aumento del 16.4% en la producción de oro, consolidándose como un motor clave en este rubro. Michoacán también destaca con un espectacular incremento del 38.6% en la producción de fierro, demostrando el potencial que aún reside en la diversificación geográfica de la actividad minera. Sonora, por su parte, mantiene su posición como un jugador fundamental en la producción de cobre, un metal estratégico en la era de la electrificación y las energías renovables.
Sin embargo, no podemos ignorar las sombras que se ciernen sobre el panorama. La caída en la producción de plata, zinc, yeso y carbón no coquizable es un llamado a la acción. La Camimex apunta a diversos factores, desde las inclemencias del tiempo hasta los recurrentes problemas de seguridad que azotan a algunas regiones del país. La venta de activos también juega un papel importante en esta ecuación, planteando interrogantes sobre la confianza de los inversionistas en el futuro del sector.
La incertidumbre arancelaria impuesta por el gobierno estadounidense, un fantasma que ha rondado al sector desde principios de año, añade otra capa de complejidad. Esta política proteccionista ha generado un clima de desconfianza en los mercados internacionales y ha fortalecido el papel de los metales preciosos como refugio de inversión. En este contexto, el sector minero mexicano se enfrenta al desafío de navegar en aguas turbulentas y encontrar la fórmula para retomar un crecimiento sostenido y dinámico.
¿Qué podemos esperar en los próximos meses? La respuesta es incierta. La volatilidad seguirá siendo la protagonista, y la capacidad de adaptación será clave para la supervivencia. Es crucial impulsar la innovación, invertir en tecnología y fomentar la capacitación del personal para aumentar la eficiencia y la productividad. Asimismo, es fundamental fortalecer la seguridad en las zonas mineras y promover un diálogo constructivo entre el gobierno, la industria y las comunidades locales para generar un ambiente de confianza y estabilidad que atraiga la inversión y impulse el desarrollo sostenible del sector. El futuro de la minería mexicana depende de nuestra capacidad para afrontar estos desafíos con determinación y visión a largo plazo.
Fuente: El Heraldo de México