
21 de agosto de 2025 a las 12:25
¡Hortalizas frescas a precios irresistibles!
El sector hortofrutícola mexicano, un pilar fundamental de nuestra economía y un referente a nivel mundial, se encuentra en una encrucijada. A pesar del incansable trabajo de nuestros productores y la creciente demanda internacional, las cifras revelan una realidad compleja: si bien los volúmenes de exportación se mantienen robustos, el valor de estas exportaciones ha experimentado una contracción. ¿Qué significa esto para el futuro del campo mexicano? ¿Cómo podemos interpretar esta aparente paradoja de mayor producción pero menores ingresos?
La respuesta, como suele suceder en la intrincada danza de la economía global, es multifactorial. El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) ha señalado la caída en los precios internacionales como uno de los principales responsables. Productos estrella como el tomate, a pesar de mantener un volumen de exportación estable, han visto disminuir su valor, una situación que impacta directamente en el bolsillo del productor. Imaginemos el esfuerzo invertido en cada hectárea cultivada, en cada tomate cosechado bajo el sol, para luego enfrentarse a un mercado que, aunque ávido por el producto, no ofrece una remuneración justa. Este escenario, de no atenderse, podría desincentivar la producción y poner en riesgo la competitividad del sector.
Sin embargo, no todo es sombrío en el panorama hortofrutícola. Dentro de este complejo escenario, algunos productos han brillado con luz propia, demostrando la resiliencia y capacidad de adaptación del campo mexicano. La piña, por ejemplo, ha experimentado un impresionante aumento en su valor del 76.7%, una cifra que inyecta optimismo y señala el camino hacia la diversificación y la búsqueda de nichos de mercado con mayor potencial. El aguacate, otro gigante de la exportación mexicana, también ha registrado un crecimiento significativo, consolidándose como un producto estrella y un motor económico para muchas familias. La sandía, por su parte, cierra este triunvirato de éxito con un aumento en su valor del 8.3%.
Estos casos de éxito nos invitan a reflexionar sobre las estrategias que debemos implementar para fortalecer el sector. La diversificación de cultivos, la inversión en tecnología e innovación, la búsqueda de nuevos mercados y la promoción de la calidad y la inocuidad de nuestros productos son claves para asegurar un futuro próspero para el campo mexicano. Además, es fundamental fortalecer los mecanismos de apoyo al productor, brindándoles las herramientas necesarias para enfrentar las fluctuaciones del mercado internacional y asegurar una remuneración justa por su trabajo.
El análisis del GCMA nos proporciona una valiosa radiografía del sector hortofrutícola, revelando tanto sus fortalezas como sus debilidades. Es momento de actuar, de unir esfuerzos entre gobierno, productores y sector privado para impulsar la competitividad y la rentabilidad del campo mexicano. El futuro de nuestra agricultura, y con ella el bienestar de miles de familias, depende de las decisiones que tomemos hoy. Apostar por la innovación, la sostenibilidad y la justicia social es la clave para cosechar un futuro próspero para el sector hortofrutícola mexicano.
Fuente: El Heraldo de México