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22 de agosto de 2025 a las 01:25

Horror en la Sudamericana: relatos de linchamiento

La noche del 20 de agosto se tiñó de rojo, pero no por la pasión futbolística, sino por la sangre derramada en el Estadio Libertadores de América. Lo que prometía ser una vibrante jornada de Copa Sudamericana entre Universidad de Chile e Independiente de Avellaneda se transformó en una auténtica pesadilla para la hinchada visitante. Las imágenes, crudas y desgarradoras, recorrieron el mundo a través de las redes sociales: un aficionado chileno ensangrentado, otro saltando al vacío en un desesperado intento por escapar de la furia de la barra brava local, amortiguando milagrosamente su caída contra un techo. Los testimonios de quienes vivieron el horror en carne propia hablan de una batalla campal, de una violencia desatada e incontrolable. "Semidesnudos, hinchas corrían despavoridos por las gradas. Puños y palos, a diestra y siniestra", relata un periodista que presenció la escena. La brutalidad del ataque dejó un saldo de 19 heridos, tres de ellos en estado grave, y más de 100 detenidos.

La indignación y la impotencia se apoderaron de los hinchas chilenos, quienes no dudan en señalar a la policía argentina como cómplice de la barbarie. Desde Santiago, Tomás González, uno de los afectados, acusa a las fuerzas de seguridad de haberlos abandonado a su suerte: "Nos dejaron abandonados. De hecho, ellos mismos abrieron las puertas para que la barra de Independiente se metiera al túnel, para que llegara a golpearnos". Las denuncias se multiplican, pintando un panorama desolador de inacción e incluso complicidad policial. Ignacio Leighton, otro hincha chileno, coincide en el relato: "La policía en Argentina simplemente no existe. No actúa ante situaciones evidentes de maltrato". Recuerda el caos del ingreso al estadio, los caballos de la policía embistiendo contra la multitud, los golpes indiscriminados.

El intento de algunos aficionados chilenos por recuperar sus banderas y tambores, símbolos de su pasión y pertenencia, desató una nueva ola de violencia. "Fue un verdadero linchamiento", declaran varios testigos. "Parecían perros salvajes", afirman al describir la ferocidad de los hinchas de Independiente. La impunidad con la que actuaron los agresores, la pasividad de la policía, la sensación de desamparo y vulnerabilidad, son los elementos que configuran un relato de horror que trasciende lo meramente deportivo. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿quién se responsabilizará por esta noche de terror? Mientras tanto, la Conmebol deberá tomar una decisión sobre el futuro del partido, un partido que ya ha dejado una profunda herida en el fútbol sudamericano. Más allá del resultado deportivo, la violencia ha sido la única vencedora en esta trágica jornada. ¿Hasta cuándo seguiremos presenciando escenas como estas en nuestros estadios? ¿Cuándo entenderemos que el fútbol es pasión, no guerra?

Fuente: El Heraldo de México