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21 de agosto de 2025 a las 09:15

Descubre el lado oscuro del verano en Puerto Vallarta

La crisis turística que azota Puerto Vallarta ha dejado al descubierto una profunda grieta entre la realidad y el discurso oficial. Lejos quedaron las imágenes de un Malecón vibrante y restaurantes rebosantes. Este verano, la estampa es otra: negocios con las mesas vacías, hoteleros con la mirada perdida y una sensación generalizada de desamparo. El 70% de ocupación hotelera, cifra que no alcanza ni por asomo las expectativas, confirma el fracaso de la temporada. Septiembre y octubre se vislumbran igualmente desolados, dejando la esperanza colgando de un hilo, a la espera del invierno y la llegada de turistas con mayor poder adquisitivo.

¿Las causas de este descalabro? La falta de seguridad y la nula promoción turística, dos pilares fundamentales para cualquier destino que se precie de serlo. Mientras los visitantes optan por el confort y la seguridad de los "todo incluido", los comercios locales se desangran. Incluso, algunos turistas llevan sus propias provisiones a la playa, dejando a los restaurantes locales sumidos en una preocupante inactividad. Esta situación ha generado un clima de desesperación entre los empresarios, quienes ven cómo sus negocios se tambalean al borde del precipicio.

La ausencia de liderazgo por parte del presidente municipal, Luis Ernesto Munguía González, y la controvertida figura de Alejandra Cornejo, directora de Promoción Económica y Turismo y a la vez dueña del hotel Tropicana, añaden leña al fuego. El evidente conflicto de interés que representa su doble rol genera suspicacias y desconfianza entre el sector. ¿Cómo puede impulsar estrategias para todos cuando compite directamente con ellos? La percepción generalizada es que prioriza sus propios negocios por encima del bienestar del puerto, evadiendo su responsabilidad y confrontando a la prensa que se atreve a cuestionarla.

La decepción es palpable entre los hoteleros, quienes también denuncian la falta de estrategias de seguridad para proteger a los comercios de las extorsiones. A nivel estatal, el panorama no es más alentador. Las giras y los discursos triunfalistas de la secretaria de Turismo, Michelle Fridman, contrastan con la cruda realidad: un destino turístico que se desmorona bajo el peso de la violencia y la falta de promoción. La alerta de seguridad emitida por el Consulado de Estados Unidos, tras una serie de secuestros vinculados a aplicaciones de citas, es la cereza del pastel en este amargo verano. Vallarta necesita, con urgencia, promoción, inversión y seguridad. Lo que tiene, por desgracia, es abandono institucional, conflictos de interés y un ensordecedor silencio oficial.

Por otro lado, el alcalde de Piedras Negras, Coahuila, Jacobo Rodríguez, parece vivir en una realidad paralela. Tras la polémica del antidoping falso, realizado más por presión que por convicción, el edil decidió darse una escapada a Las Vegas, presumiendo su aventura en redes sociales. Imágenes del hotel Encore Beach Club, rodeado de champagne, DJs internacionales y derroche, contrastan con la dramática situación que se vive en su municipio: una crisis hídrica que obliga a la gente a hacer largas filas por agua y una ola de violencia que no cesa.

Su comportamiento desafía el llamado a la austeridad y la "justa medianía" juarista, pregonada por su propio partido. En menos de un año de gestión, ya acumula dos periodos vacacionales, ignorando la Ley Federal del Trabajo que exige un año de labores para gozar de ese derecho. Mientras tanto, Piedras Negras se desmorona entre la basura, la inseguridad y la falta de servicios públicos. La ciudadanía lo apoda "el fantasma", un alcalde que aparece y desaparece entre escándalos, confrontaciones y fugas, ajeno a la realidad que agobia a su pueblo. La pregunta que resuena es: ¿cuándo dejará de priorizar el lujo y la evasión para atender las urgentes necesidades de su municipio?

Fuente: El Heraldo de México