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21 de agosto de 2025 a las 17:30

Adiós franeleros en CDMX ¿Mito o realidad?

La Ciudad de México, un crisol de culturas, tradiciones y, lamentablemente, también de problemáticas sociales, se enfrenta a un nuevo capítulo en la lucha por el espacio público. La reciente reforma a la Ley de Cultura Cívica, popularmente bautizada como la "Ley contra franeleros 2025", ha generado un torbellino de opiniones, debates y especulaciones. ¿Es la solución definitiva al añejo problema de la extorsión y el control ilegal de las calles? ¿O se trata de una medida superficial que apenas arañará la superficie de una compleja realidad?

La promesa de un cambio es palpable. Las autoridades capitalinas pintan un panorama esperanzador, donde la obstrucción del libre tránsito y el acaparamiento de espacios públicos con cubetas, piedras o cualquier otro objeto, serán cosa del pasado. La posibilidad de arrestos de hasta 36 horas, sin derecho a multa o servicio comunitario, para quienes incurran en estas prácticas, sin duda, busca enviar un mensaje contundente: el espacio público es de todos y no puede ser secuestrado por intereses particulares.

Sin embargo, la realidad es mucho más compleja que un simple cambio legislativo. La figura del "franelero" se ha arraigado profundamente en el tejido social de la capital. Para muchos, representa una alternativa informal de subsistencia en una ciudad donde las oportunidades laborales escasean. Para otros, es la encarnación de la impunidad y la extorsión, una figura que se aprovecha de la necesidad de los automovilistas para obtener un beneficio económico.

La clave, según la nueva legislación, radica en la diferencia entre la cooperación voluntaria y la exigencia de un pago. Los "franeleros" que opten por ofrecer un servicio de cuidado o limpieza de vehículos, sin coaccionar a los conductores, podrán continuar con sus actividades. La línea que separa la legalidad de la ilegalidad es delgada, y su aplicación práctica presenta un desafío considerable para las autoridades.

¿Será posible erradicar la práctica de la extorsión? ¿Se logrará un equilibrio entre el derecho al trabajo y el derecho al libre tránsito? El tiempo lo dirá. Lo que es innegable es que la reforma a la Ley de Cultura Cívica ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la Ciudad de México, un capítulo que promete cambios significativos en la dinámica del espacio público.

Es crucial, en este contexto, fomentar el diálogo y la participación ciudadana. La implementación efectiva de esta ley requiere la colaboración de todos los actores involucrados: autoridades, ciudadanos y los propios "franeleros". Solo a través de la comprensión, la educación y el respeto mutuo podremos construir una ciudad más justa, ordenada y segura para todos.

Más allá de las sanciones y las multas, es necesario abordar las causas profundas que dan origen a este fenómeno. La falta de oportunidades laborales, la desigualdad social y la informalidad son factores que contribuyen a la proliferación de prácticas como la del "franelerismo". Es indispensable, por lo tanto, impulsar políticas públicas que promuevan el desarrollo económico, la generación de empleos dignos y la inclusión social.

La "Ley contra franeleros 2025" es un primer paso, pero no es la solución definitiva. El camino hacia una ciudad más justa y ordenada es largo y complejo, y requiere la participación activa de todos. El futuro del espacio público en la Ciudad de México está en nuestras manos.

Fuente: El Heraldo de México