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20 de agosto de 2025 a las 03:00

Tragedia en San Miguel: 3 muertos en fiesta patronal

La tranquilidad de la noche se rompió en mil pedazos. El eco de las detonaciones aún resuena en la memoria colectiva de la colonia Infonavit Malanquín, en San Miguel de Allende. Lo que debía ser una celebración llena de fe y tradición, en honor a la Virgen de San Juan de los Lagos, se transformó en una escena de terror y dolor. La imagen de la festividad, con sus colores vibrantes y música alegre, fue brutalmente reemplazada por el caos, los gritos y la desesperación.

Imaginen la escena: familias reunidas, compartiendo la alegría de la fiesta, niños con los ojos llenos de ilusión. De pronto, la irrupción de la violencia. Dos figuras oscuras, como espectros de la noche, irrumpen en el atrio de la parroquia y abren fuego indiscriminadamente. La música festiva se convierte en un silencio ensordecedor, interrumpido solo por los disparos y los gritos de pánico. La gente corre en todas direcciones, buscando refugio, intentando proteger a sus seres queridos. Una estampida humana impulsada por el miedo más primal.

Las balas no distinguen entre la fe y la inocencia. Dos adultos caen fulminados en el lugar, sus vidas apagadas en un instante. Un adolescente de 17 años, en la flor de la juventud, lucha por su vida, pero las heridas son demasiado graves. Horas más tarde, se suma a la trágica lista de víctimas. Dieciséis personas más resultan heridas, algunas con lesiones que marcarán sus cuerpos y sus almas para siempre. Seis de ellas, en estado grave, son trasladadas a hospitales de la localidad, luchando por sobrevivir.

Las palabras del alcalde Mauricio Trejo resuenan con gravedad. Apunta a un posible ajuste de cuentas, un ataque dirigido a tres hombres con antecedentes penales. "El ataque iba dirigido hacia tres", declara, con la voz cargada de pesar. Dos de ellos fallecidos, uno en el hospital. La fiesta patronal, un evento arraigado en la tradición y la fe, se convirtió en el escenario de una venganza.

Pero más allá de las hipótesis y las investigaciones, queda el dolor, la indignación y la incertidumbre. ¿Cómo es posible que la violencia irrumpa de esta manera en un espacio sagrado, en un momento de celebración? ¿Cómo reconstruir la tranquilidad y la confianza en una comunidad herida de muerte? La tragedia de Infonavit Malanquín nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de la paz y la necesidad urgente de trabajar por un San Miguel de Allende donde la vida, la fe y la tradición puedan celebrarse sin el temor a la violencia.

San Miguel de Allende, conocido por su belleza colonial, su ambiente artístico y su tranquilidad, se enfrenta ahora a un desafío crucial. Debe sanar las heridas, brindar apoyo a las víctimas y sus familias, y trabajar incansablemente para que este tipo de tragedias no se repitan. La sombra de la violencia ha empañado la imagen de la ciudad, pero la esperanza, como una pequeña llama, aún persiste. Es en la unidad, la solidaridad y la justicia donde San Miguel de Allende encontrará la fuerza para superar este oscuro capítulo y reconstruir un futuro de paz y armonía. El camino será largo y difícil, pero la memoria de las víctimas debe ser el motor que impulse la transformación.

Fuente: El Heraldo de México