
20 de agosto de 2025 a las 18:20
Sheinbaum vs. DEA: La verdad tras el narco
La reciente declaración de la DEA sobre el supuesto "Proyecto Portero" ha generado una ola de incertidumbre y controversia en la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado el comunicado como ajeno a la realidad, poniendo en tela de juicio las verdaderas intenciones de la agencia estadounidense. Esta discrepancia no solo expone la compleja dinámica entre ambos países en la lucha contra el narcotráfico, sino que también resalta la delicada línea que separa la cooperación internacional de la soberanía nacional.
La DEA afirma que el "Proyecto Portero" es una operación crucial para desmantelar las redes de tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas que azotan a las comunidades estadounidenses. Según la agencia, este proyecto se centra en los "guardianes" de los cárteles, individuos clave que controlan los corredores de contrabando en la frontera suroeste. La DEA argumenta que al neutralizar a estos actores estratégicos, se debilita la estructura de mando y control de los cárteles, interrumpiendo así el flujo de drogas hacia Estados Unidos y el contrabando de armas y dinero hacia México.
Sin embargo, la presidenta Sheinbaum ha negado la existencia de tal operativo conjunto, insistiendo en que el único acuerdo en curso es el que se está negociando con el Departamento de Estado. Esta contradicción pública plantea interrogantes cruciales. ¿Se trata de un malentendido, una falta de comunicación entre las agencias estadounidenses y el gobierno mexicano? ¿O hay una estrategia oculta por parte de la DEA, quizás un intento de ejercer presión sobre México o de atribuirse méritos de manera unilateral?
La insistencia de la presidenta en la defensa de la soberanía nacional añade otra capa de complejidad al asunto. En un contexto de histórica tensión en la relación bilateral, cualquier percepción de injerencia estadounidense en asuntos internos mexicanos es recibida con recelo. La pregunta que queda en el aire es si la DEA está actuando de manera independiente, sin la plena coordinación y aprobación del gobierno mexicano. De ser así, se estaría vulnerando la soberanía del país y socavando la confianza necesaria para una cooperación efectiva en la lucha contra el crimen organizado.
Más allá de la veracidad del "Proyecto Portero", este episodio pone de manifiesto la necesidad de una comunicación transparente y una colaboración respetuosa entre México y Estados Unidos. La lucha contra el narcotráfico es un desafío compartido que requiere de estrategias conjuntas y coordinadas. Sin embargo, la cooperación no puede darse a costa de la soberanía nacional. Es fundamental que ambos países trabajen en un marco de respeto mutuo, reconociendo la importancia de la autonomía y la autodeterminación en la búsqueda de soluciones conjuntas. El futuro de la cooperación bilateral en materia de seguridad depende, en gran medida, de la capacidad de ambos gobiernos para superar estas diferencias y construir una relación basada en la confianza y el respeto mutuo. El pueblo mexicano merece claridad y la certeza de que su soberanía no será comprometida en la lucha contra el crimen transnacional.
Fuente: El Heraldo de México