
20 de agosto de 2025 a las 23:10
Paz para el Mundo: Oración y Ayuno
La sombra de la guerra se extiende sobre la tierra, hiriendo a la humanidad en lugares como Tierra Santa, Ucrania y tantas otras regiones sumidas en el conflicto. Ante este panorama desolador, el Papa León XIV, en un gesto de profunda compasión, ha hecho un llamado a la oración y al ayuno. El próximo 22 de agosto, día en que la Iglesia celebra la memoria de la Santísima Virgen María, Reina de la Paz, se convertirá en una jornada de súplica colectiva por la paz y la justicia en el mundo. Una oportunidad para que los fieles unan sus voces y pidan al Señor que enjugue las lágrimas de quienes sufren a causa de la violencia. La figura materna de María, intercesora incansable ante su Hijo, se alza como un faro de esperanza en medio de la tormenta. Su manto protector se extiende sobre la humanidad doliente, implorando la gracia de la reconciliación y el fin de la guerra.
La petición del Santo Padre resonó con fuerza en el Aula Paulo VI, donde se celebró la Audiencia General debido al intenso calor que azota a Roma. Miles de fieles, provenientes de todos los rincones del mundo, escucharon atentamente las palabras del Papa, que continuaba su ciclo de catequesis "Jesucristo nuestra esperanza". En esta ocasión, el tema central fue el perdón, ese acto sublime que Jesús ejemplificó en la Última Cena, incluso ante la traición inminente.
La imagen de Jesús lavando los pies de sus discípulos, compartiendo el pan y ofreciendo el bocado, se erige como un testimonio conmovedor de amor incondicional y perdón sin límites. No hubo reproches ni acusaciones, solo la entrega generosa de quien ama hasta el extremo. Una lección profunda para todos nosotros, llamados a imitar este gesto de humildad y misericordia en nuestras vidas. El perdón, como lo enseña Jesús, no es una respuesta al arrepentimiento, sino un don gratuito que se ofrece incluso antes de ser aceptado. No es un acto de debilidad o olvido, sino una demostración de fortaleza interior que libera al ofendido y al ofensor. Es la capacidad de romper las cadenas del rencor y abrir las puertas a la reconciliación.
El perdón, en su esencia más pura, es un acto liberador que devuelve la paz al corazón. No niega la existencia del mal, sino que impide que su oscuridad se propague, iluminando el camino de regreso hacia el bien. El Papa León XIV nos invita a reflexionar sobre el poder transformador del perdón, no solo en el ámbito personal, sino también en el contexto social y global. Un mundo herido por la guerra necesita urgentemente la medicina del perdón para sanar sus heridas y construir un futuro de paz. La jornada del 22 de agosto se presenta como una oportunidad para sembrar semillas de esperanza en el terreno árido del conflicto. Que la oración y el ayuno sean el fermento que impulse un cambio profundo en los corazones y en las naciones, abriendo caminos hacia la reconciliación y la justicia. Que la intercesión de María, Reina de la Paz, ilumine el camino hacia un mundo donde el amor y el perdón triunfen sobre el odio y la violencia.
Fuente: El Heraldo de México