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20 de agosto de 2025 a las 09:30

La Paz Imposible

La reciente gira diplomática de Donald Trump ha dejado un reguero de interrogantes y una sensación de inquietante ambigüedad en el escenario internacional. Su encuentro con Vladimir Putin en Alaska, rodeado de una pompa y cordialidad inusuales para un diálogo con quien se supone es un adversario geopolítico de larga data, contrasta profundamente con la reunión posterior con Volodímir Zelenski y líderes europeos en Washington. Si bien el tono en la Casa Blanca fue más formal y diplomático, la sustancia de las propuestas de Trump sigue siendo nebulosa, generando más dudas que certezas sobre su compromiso real con una paz justa y duradera en Ucrania.

La imagen de Trump y Putin en Alaska, estrechándose las manos entre sonrisas y rodeados de una parafernalia propia de una cumbre entre aliados, ha dado la vuelta al mundo, sembrando la incomodidad entre los aliados occidentales y alimentando las sospechas sobre la verdadera naturaleza de la relación entre ambos líderes. La ausencia de condenas firmes a la agresión rusa y la insistencia en la necesidad de que Ucrania ceda territorio para alcanzar la paz, han sido interpretadas como una concesión inaceptable al Kremlin y una traición a los principios de la soberanía nacional y la integridad territorial.

Por otro lado, la reunión en Washington con Zelenski, aunque aparentemente más convencional en su formato, no ha logrado disipar las incertidumbres. Las "muy buenas garantías de seguridad" prometidas por Trump a Ucrania carecen de concreción y se pierden en la vaguedad, mientras que su reticencia a exigir un cese al fuego inmediato como precondición para cualquier negociación plantea serias dudas sobre su voluntad de presionar a Rusia para poner fin a las hostilidades. La presión ejercida por líderes europeos como Rutte, Macron y Starmer, quienes abogan por un alto el fuego inmediato y garantías creíbles para Ucrania, parece haber caído en oídos sordos, reforzando la percepción de que Trump prioriza sus propios intereses y su narrativa personal por encima de la búsqueda de una solución justa y duradera al conflicto.

La propuesta de una cumbre trilateral entre Trump, Putin y Zelenski, presentada como la solución definitiva, se percibe más bien como una estrategia para legitimar las conquistas territoriales de Rusia y consolidar una paz impuesta, en lugar de una paz negociada y aceptada por todas las partes. Este escenario, en el que Ucrania se ve obligada a renunciar a parte de su territorio y a sus aspiraciones de integrarse a la OTAN, mientras que Putin se consagra como el vencedor del conflicto, deja un sabor amargo y plantea serias preguntas sobre el futuro de la seguridad europea y el orden internacional. La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos, mientras la diplomacia de Trump, caracterizada por la ambigüedad, la teatralidad y la falta de compromiso con los principios fundamentales del derecho internacional, deja un rastro de incertidumbre y desconfianza en el escenario global. El tiempo dirá si esta apuesta por una "paz a cualquier precio" logra sus objetivos o si, por el contrario, siembra las semillas de futuros conflictos.

Fuente: El Heraldo de México