
20 de agosto de 2025 a las 16:55
Influencers condenadas por alimentar niños con plátanos.
La indignación recorre Brasil tras la condena a 12 años de prisión para las influencers Kerollen Cunha Ferreira y Nancy Gonçalves Cunha Ferreira por un acto de racismo contra dos niños. El video, viralizado en sus propias redes sociales, muestra la crueldad del acto: la entrega de una banana y un mono de peluche a dos menores de 9 y 10 años en un claro tono de burla. Este hecho, ocurrido en Río de Janeiro, ha desatado una ola de repudio y ha puesto en el ojo del huracán el llamado “racismo recreativo”. La jueza Simone de Faria Ferraz, del tribunal Criminal de São Gonçalo, no dudó en calificar el acto como una “animalización” de los niños y una “monetización del dolor”, aprovechando la viralidad del contenido para generar ingresos a costa de la humillación de las víctimas. Más allá de la pena de cárcel, la sentencia incluye una indemnización de 20 mil reales para cada niño, una cifra que busca reparar, aunque sea mínimamente, el daño causado.
La magistrada fue contundente al afirmar que la notoriedad de las influencers en redes sociales implica una responsabilidad mayor. Desestimó los argumentos de la defensa, que alegaban desconocimiento del racismo y la imitación de una tendencia en TikTok. Para la jueza, es inadmisible que figuras públicas con acceso constante a información ignoren el significado y la gravedad de sus actos. La sentencia ha puesto sobre la mesa la discusión sobre la responsabilidad de los creadores de contenido en el espacio digital y la necesidad de establecer límites al humor, especialmente cuando se vulneran los derechos de los menores.
El impacto en la vida de los niños ha sido devastador. Uno de ellos, víctima de bullying constante en la escuela, tuvo que abandonar su sueño de ser futbolista. La otra menor sufrió aislamiento y requirió apoyo psicológico. Estas secuelas, consideradas por la jueza como un daño irreparable, demuestran que el racismo, disfrazado de broma, deja cicatrices profundas. La defensa de las influencers ya anunció que apelará la decisión, manteniendo la posibilidad de que permanezcan en libertad hasta que la condena sea definitiva.
Este caso ha trascendido las fronteras brasileñas, convirtiéndose en un ejemplo de cómo la justicia puede, y debe, actuar frente a manifestaciones de racismo en el mundo digital. El debate se extiende más allá de la condena, planteando interrogantes sobre la ética en las redes sociales y la necesidad de una mayor concientización sobre la discriminación racial. Mientras algunos defienden a las influencers argumentando libertad de expresión, otros celebran la sentencia como un paso hacia la justicia y la visibilización del racismo estructural que persiste en la sociedad. La polémica continúa, alimentando la discusión sobre los límites del humor, la responsabilidad digital y la lucha contra el racismo en todas sus formas. El caso de las influencers brasileñas se convierte así en un punto de inflexión que obliga a la sociedad a reflexionar sobre el uso responsable de las plataformas digitales y las consecuencias de la discriminación en la era de la hiperconectividad.
La decisión judicial sienta un precedente importante en un país donde, lamentablemente, el racismo sigue siendo una realidad cotidiana. El fallo no solo condena un acto específico, sino que también envía un mensaje claro a la sociedad: la impunidad en el mundo digital tiene límites. La lucha contra la discriminación requiere un compromiso colectivo que abarque todos los espacios, incluyendo las redes sociales, donde la viralidad puede ser un arma de doble filo, capaz de amplificar tanto el humor como el odio. El futuro dirá si esta sentencia marca un verdadero cambio en la forma en que se aborda el racismo en Brasil y en el resto del mundo.
Fuente: El Heraldo de México