La decisión de los Atlanta Falcons de apostar por Kirk Cousins la temporada pasada, con un contrato millonario de cuatro años y 180 millones de dólares, generó una ola de expectativas. Se esperaba que Cousins, proveniente de los Minnesota Vikings, se consolidara como el quarterback franquicia del equipo. Sin embargo, la sombra de una lesión en el tendón de Aquiles, que lo mantuvo fuera de los emparrillados desde la jornada ocho de 2023, planeaba sobre su futuro. Ante la incertidumbre, la directiva de los Falcons optó por una estrategia de respaldo: el reclutamiento del joven mariscal de campo Michael Penix Jr. en el Draft. Esta decisión, tomada en la primera ronda, sorprendió a Cousins, quien no estaba al tanto de los planes del equipo para asegurar su sucesión.

A pesar del impacto de la noticia, Cousins aceptó el reto y se enfocó en su juego. Lamentablemente, su rendimiento no estuvo a la altura de las expectativas. Una serie de malas actuaciones, culminando con un preocupante registro de un pase de anotación contra nueve intercepciones en sus últimos cinco encuentros, sellaron su destino: la banca durante las últimas tres jornadas de la temporada.

Esta situación abrió las puertas para Michael Penix Jr., quien aprovechó la oportunidad para demostrar su talento. Con un brazo potente y una movilidad destacable, Penix Jr. inyectó un nuevo dinamismo a la ofensiva de los Falcons, diferenciándose del estilo de juego de Cousins. Su desempeño convenció al cuerpo técnico, asegurándole la titularidad para la presente temporada.

Ahora, con Penix Jr. al mando, la ofensiva de los Falcons cuenta con un elenco estelar. Drake London, el receptor que brilló la temporada pasada con más de 1,200 yardas y 9 touchdowns, se consolida como una pieza clave. La gran incógnita reside en el ala cerrada Kyle Pitts, una promesa que aún no ha logrado explotar todo su potencial. A pesar de las altas expectativas generadas a su llegada a la NFL, Pitts no ha superado las 700 yardas en una temporada y sus números de anotaciones son discretos. La afición espera que esta sea la temporada de su consagración. Darnell Mooney, el veterano receptor que encontró un nuevo hogar en Atlanta, se presenta como un complemento valioso, aunque su participación en el inicio de la temporada es incierta debido a una lesión.

La joya de la corona en la ofensiva es Bijan Robinson, un corredor imparable que devoró yardas la temporada pasada. Su habilidad para encontrar espacios y sus seguras manos lo convierten en un arma letal y una válvula de escape para Penix Jr.

A diferencia de la ofensiva, la defensa de los Falcons presenta un desafío. El bajo rendimiento en capturas de quarterback la temporada pasada obligó a la directiva a reforzar la línea defensiva con las incorporaciones de Leonard Floyd y Morgan Fox, quienes tendrán la misión de guiar a los novatos Jalon Walker y James Pearce Jr., seleccionados en la primera ronda del Draft.

El inicio de la temporada se presenta como una prueba de fuego para los Falcons, con un calendario que incluye enfrentamientos contra siete de los equipos favoritos para llegar a la postemporada. Sin embargo, la relativa debilidad de su división, donde los Tampa Bay Buccaneers son el único rival de peso, les brinda una esperanza de clasificar a los Playoffs. El éxito dependerá en gran medida del desempeño de Michael Penix Jr. y su capacidad para consolidarse como el líder que el equipo necesita, mientras Kirk Cousins espera pacientemente una nueva oportunidad. Las apuestas están sobre la mesa. ¿Lograrán los Falcons superar las expectativas y alcanzar la gloria? El tiempo lo dirá.

Diego Carreño

@diegocarrenoff