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20 de agosto de 2025 a las 23:25

Celebra las papas: Receta casera fácil y saludable

Las papas fritas, ese crujiente manjar dorado, ese acompañamiento perfecto para casi cualquier platillo, ese snack que nos reconforta en una tarde lluviosa… ¿Quién podría resistirse? El 20 de agosto, celebramos su día, el Día Mundial de la Papa Frita, una oda a esta delicia universal que ha conquistado paladares a lo largo y ancho del globo. Pero, ¿de dónde viene esta irresistible tentación? Francia y Bélgica se disputan, como en un apasionado tango culinario, el honor de ser la cuna de la papa frita.

La historia nos lleva a las orillas del Sena, al bullicio del París del siglo XVIII. Imaginen el Pont Neuf, el puente más antiguo de la ciudad, con sus vendedores ambulantes ofreciendo un novedoso plato: papas cortadas en finas tiras, doradas a la perfección en sartenes chisporroteantes sobre braseros humeantes. Esta, según la versión francesa, es la génesis de nuestras queridas papas fritas. Una imagen romántica, ¿no es cierto? Un bocado caliente en una fría tarde parisina, el crujir bajo los dientes, el aroma a aceite y a río…

Pero Bélgica no se queda atrás. Su versión, con un toque de sofisticación, añade un paso crucial: la doble fritura. Primero en aceite, para sellar el sabor y la textura, y luego en grasa, para lograr esa textura crujiente inigualable y un sabor más intenso. Una técnica que, según los belgas, marca la diferencia entre una simple papa frita y una verdadera obra de arte culinaria.

Sea cual sea el origen, la realidad es que la papa frita ha trascendido fronteras y se ha adaptado a las culturas gastronómicas de cada rincón del mundo. Desde las clásicas papas fritas con sal hasta las versiones más elaboradas con especias exóticas, salsas gourmet y acompañamientos de lujo, la papa frita se reinventa constantemente, demostrando su versatilidad y su capacidad para conquistar cualquier paladar.

Sin embargo, no podemos ignorar el "lado oscuro" de este delicioso pecado. Su alto contenido en grasas, producto de la fritura, puede afectar nuestra salud si las consumimos en exceso. Pero, ¿quién dijo que debemos renunciar a este placer? La clave está en el equilibrio y en la búsqueda de alternativas más saludables.

Podemos disfrutar de unas deliciosas papas fritas caseras, controlando la cantidad de aceite y utilizando técnicas de cocción que minimicen la absorción de grasas. Experimentar con diferentes tipos de aceite, como el de oliva virgen extra, o incluso hornear las papas en lugar de freírlas, puede marcar la diferencia. Añadir especias y hierbas aromáticas nos permitirá realzar el sabor sin necesidad de recurrir a grandes cantidades de sal.

El Día Mundial de la Papa Frita es una oportunidad para celebrar este alimento icónico, pero también para reflexionar sobre cómo podemos disfrutarlo de forma responsable, sin renunciar al sabor ni comprometer nuestra salud. Así que, ¡levantemos una papa frita (¡al horno!) en honor a este delicioso manjar y a su fascinante historia!

Fuente: El Heraldo de México