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20 de agosto de 2025 a las 04:30

Ardillas zombis: ¿La nueva amenaza?

La alarma se extiende entre los amantes de la naturaleza en Estados Unidos. Primero fueron los conejos con una extraña enfermedad, y ahora, las ardillas parecen haber caído bajo una maldición similar. Apodados “ardillas zombies” debido a su aspecto, estos pequeños roedores están sufriendo una epidemia de viruela de las ardillas, una enfermedad que, aunque no los convierte en muertos vivientes en el sentido estricto, sí les confiere una apariencia inquietante.

Imaginen la escena: pequeñas pústulas, llenas de un fluido espeso, brotan en la piel de las ardillas, deformando sus rostros y cuerpos. Este panorama, digno de una película de terror de bajo presupuesto, es la realidad que enfrentan miles de ardillas en el país. La viruela de las ardillas, o fibromatosis ardillar, es causada por el leporipoxvirus, un virus que, afortunadamente, se limita a la piel y no afecta el cerebro de los animales. Esto significa que, a pesar de su aspecto macabro, las ardillas infectadas no pierden sus facultades mentales. No se convierten en criaturas sedientas de sangre, sino en pequeños seres que cargan con una enfermedad visible y desagradable.

Contrario a lo que la denominación “zombie” sugiere, la viruela de las ardillas rara vez es mortal. Solo en casos donde las pústulas obstruyen orificios vitales como los ojos o la boca, la enfermedad puede ser fatal. El Departamento de Vida Silvestre de Nebraska ha confirmado que la viruela de las ardillas no representa una amenaza para humanos, perros o gatos. Si bien en contadas ocasiones puede afectar a otros roedores, como ratas, conejos e incluso martas, la transmisión a otras especies es poco común.

Lo irónico de esta situación es que, aunque la enfermedad no está directamente relacionada con los humanos, su propagación parece ser consecuencia de nuestra interacción con la naturaleza, concretamente, de nuestros intentos de ayudar a la fauna. El gesto aparentemente inofensivo de dejar comida para las ardillas en los bebederos para pájaros se ha convertido en un factor clave en la diseminación de la viruela. Estos bebederos, que a menudo se convierten en puntos de encuentro para las ardillas, facilitan el contacto entre animales sanos e infectados, propagando el virus a través de la saliva.

A esto se suma la acción de ciertos tipos de mosquitos, que actúan como vectores de la enfermedad. Estos insectos, que proliferan en áreas con agua estancada, como los bebederos de mascotas o los charcos que se forman tras la lluvia, pican a las ardillas infectadas y luego transmiten el virus a otras ardillas sanas.

Ante esta situación, las autoridades recomiendan a la población no acercarse a las ardillas que presenten síntomas de la enfermedad y reportar cualquier avistamiento a las autoridades competentes. Esta medida es crucial para contener la propagación del virus y proteger a las poblaciones de ardillas sanas. Además, se aconseja limpiar y desinfectar regularmente los bebederos para pájaros y evitar la acumulación de agua estancada en los jardines y patios, para minimizar la presencia de mosquitos.

La historia de las “ardillas zombies” nos recuerda la compleja relación entre los humanos y la vida silvestre. A veces, incluso nuestros mejores esfuerzos por ayudar pueden tener consecuencias imprevistas y negativas. En este caso, la buena intención de alimentar a las ardillas ha contribuido a la propagación de una enfermedad que, aunque no las convierte en muertos vivientes, sí afecta su salud y bienestar. Es un recordatorio de la importancia de informarse y actuar con responsabilidad al interactuar con el mundo natural.

Fuente: El Heraldo de México