En el corazón de Tabasco, entre la vibrante actividad de sus municipios, palpita la esperanza de un futuro mejor. Antonio, con la energía propia de la juventud, nos recibió con una sonrisa franca mientras acomodaba la mercancía de su pequeño negocio. Su mirada, llena de determinación, reflejaba un sueño tan grande como el mar: convertirse en marino. Con la voz llena de ilusión, nos compartió su anhelo de superación, de contribuir al bienestar de su familia, especialmente de su madre, quien vive con una discapacidad. La llegada de los Sembradores de Paz a su comunidad ha encendido una llama de esperanza en su corazón, la certeza de que contará con el apoyo y la guía necesarios para alcanzar sus metas. Su historia, como la de tantos jóvenes mexicanos, es un testimonio de la fuerza de voluntad y la perseverancia frente a la adversidad. Es un recordatorio de que el acompañamiento y la orientación son fundamentales para que las nuevas generaciones puedan desplegar todo su potencial.

Desde el Estado de México, Mariana y Abigail, dos jóvenes Sembradoras de Paz, irradian entusiasmo y energía. Su participación en las brigadas, recorriendo casa por casa, les ha brindado una experiencia invaluable, fortaleciendo su compromiso con la construcción de un país más justo y pacífico. Ambas se preparan para dar un paso fundamental en sus vidas: iniciar sus estudios universitarios. Abigail, con una sonrisa que contagia optimismo, sueña con convertirse en psicóloga. Su anhelo de comprender las complejidades del comportamiento humano, de explorar la influencia del entorno en el desarrollo individual, la impulsa a seguir adelante. El programa Reconecta con la Paz, impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, le ha abierto las puertas para hacer realidad este sueño que la acompaña desde la infancia. Con gratitud y determinación, se prepara para adentrarse en el fascinante mundo de la psicología.

Mariana, por su parte, comparte la misma pasión por el conocimiento y el deseo de contribuir a la sociedad. Su vocación la lleva por el camino de la criminología, una disciplina que le permitirá comprender las causas y consecuencias del delito, buscando soluciones para construir un entorno más seguro. Con orgullo y emoción, nos confiesa que este sueño, largamente acariciado, finalmente se materializa gracias al apoyo del programa y las conexiones que ha establecido a lo largo de este camino. La amistad y el respaldo que ha encontrado en sus compañeros Sembradores de Paz han sido fundamentales en su proceso de crecimiento personal y profesional.

Las historias de Antonio, Mariana y Abigail son solo un reflejo del enorme potencial que reside en la juventud mexicana. Sus anhelos de superación, su compromiso con sus comunidades y su confianza en un futuro mejor nos inspiran a seguir trabajando por un México más inclusivo y equitativo. El camino hacia la transformación no es sencillo, pero la energía y el entusiasmo de estos jóvenes Sembradores de Paz nos recuerdan que cada paso que damos en la dirección correcta vale la pena. El segundo piso de la Cuarta Transformación tiene la responsabilidad de acompañar y empoderar a estas nuevas generaciones, brindándoles las herramientas necesarias para que puedan construir el futuro que merecen. Su éxito será el éxito de todo el país.