
20 de agosto de 2025 a las 11:40
Adiós a la era Zaldívar en la SCJN
Un capítulo crucial en la historia del Poder Judicial mexicano se cierra con el eco de los aplausos y las palabras resonantes de la ministra presidenta Norma Piña. Su advertencia, "será la sociedad y la historia misma las que juzgarán a quienes hemos juzgado," trasciende el ámbito jurídico y se instala en la conciencia colectiva. Más allá de una simple despedida, la frase se convierte en un legado, un recordatorio permanente de la responsabilidad inherente al acto de impartir justicia.
La escena en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dibuja un contraste significativo. Los aplausos, las porras de los trabajadores, el reconocimiento mutuo entre los ministros, contrastan con la figura solitaria de la ministra Batres, quien se abstiene de participar en la ovación. Este gesto, aunque pequeño, abre un abanico de interpretaciones y alimenta la inevitable especulación sobre las tensiones internas que pueden existir dentro del máximo tribunal del país. ¿Es una simple discrepancia protocolaria o un reflejo de profundas diferencias ideológicas? La historia, como bien apuntó la ministra Piña, se encargará de desentrañar el significado de este silencio.
La mención a la "legitimidad" de la Suprema Corte cobra especial relevancia en el contexto actual. La institución ha sido objeto de intensas críticas y presiones desde distintos sectores de la sociedad. Las decisiones tomadas en los últimos meses han generado controversia y han puesto a prueba la confianza de la ciudadanía en la independencia del Poder Judicial. En este sentido, las palabras de la ministra presidenta adquieren una dimensión casi defensiva, un llamado a la reflexión sobre la importancia de respetar la autonomía de la SCJN.
El trabajo realizado durante la última sesión, con la revisión de asuntos electorales y la declaración de validez de la elección de magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), ilustra la complejidad del panorama judicial mexicano. La presencia de manifestantes a las puertas de la SCJN, exigiendo la anulación de la elección judicial, añade otra capa de complejidad al debate. Sus voces, aunque provenientes del exterior, se filtran en el discurso público y alimentan la percepción de una justicia vulnerable a presiones externas.
El próximo informe de labores de la ministra presidenta Piña Hernández y los presidentes de las dos Salas, se anticipa como un momento clave para la rendición de cuentas. Será una oportunidad para evaluar el desempeño de la SCJN durante el periodo y analizar los retos que enfrenta el Poder Judicial en el país. Más allá de las cifras y los datos, se espera una reflexión profunda sobre el papel de la Suprema Corte en la consolidación de la democracia mexicana y la protección de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. El legado de esta gestión dependerá, en gran medida, de la capacidad de la SCJN para responder a las expectativas de una sociedad cada vez más exigente y crítica. El tiempo, como juez implacable, dictará su sentencia.
Fuente: El Heraldo de México