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19 de agosto de 2025 a las 23:00

Picante: ¿Aliado o enemigo de tu estómago?

¿Arde tu estómago después de un festín picante? Tranquilo, no estás solo. La creencia popular ha demonizado al chile y a las especias, acusándolos de ser los culpables de úlceras y otros males estomacales. Pero, ¿qué hay de cierto en esto? Un experto formado en las prestigiosas universidades de Harvard y Stanford nos da la respuesta.

El Dr. Saurabh Sethi, gastroenterólogo con una impresionante trayectoria académica, ha desmentido la creencia popular de que el picante causa úlceras. En un reciente video publicado en sus redes sociales, el Dr. Sethi aclara que si bien los alimentos picantes pueden agravar los síntomas del reflujo ácido, no son la causa principal de las úlceras. De hecho, las úlceras son causadas principalmente por la bacteria Helicobacter pylori o por el uso prolongado de antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno.

El reflujo ácido, esa molesta sensación de ardor que sube por el esófago, puede ser exacerbado por el consumo de picante. Esto se debe a que las especias pueden irritar la mucosa del esófago, provocando esa sensación de quemazón. Sin embargo, es importante diferenciar entre la irritación temporal y el daño real. El picante, por sí solo, no crea las lesiones que caracterizan a las úlceras.

Entonces, ¿podemos disfrutar del picante sin temor? La respuesta es sí, pero con moderación. Si bien no causa úlceras, el picante puede desencadenar o empeorar los síntomas de quienes ya sufren de reflujo. La clave está en escuchar a nuestro cuerpo y ajustar nuestro consumo de acuerdo a nuestra tolerancia individual.

Pero aquí viene la sorpresa: un estudio de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, liderado por el Dr. Lu Qi, reveló que consumir picante regularmente podría estar asociado con una mayor longevidad. El estudio, que analizó a casi medio millón de adultos chinos, encontró una correlación entre el consumo frecuente de picante y una menor tasa de mortalidad por cáncer, enfermedades cardíacas y respiratorias. Si bien se necesita más investigación para comprender completamente esta relación, los resultados son prometedores.

¿Significa esto que debemos empezar a añadir chiles a todas nuestras comidas? No necesariamente. La moderación sigue siendo la clave. Lo importante es entender que el picante, en sí mismo, no es el villano que se ha pintado. Más bien, es un ingrediente que, como cualquier otro, debe ser consumido con consciencia y en cantidades adecuadas a nuestra salud individual.

Así que la próxima vez que sientas ese ardor familiar después de un plato picante, recuerda: no es el fin del mundo. De hecho, podrías estar haciéndole un favor a tu salud. Claro, siempre y cuando no te excedas y prestes atención a las señales de tu cuerpo. El picante, al igual que muchos otros placeres de la vida, se disfruta mejor con equilibrio y conocimiento. Y si tienes dudas, consulta con tu médico o un especialista en gastroenterología para obtener una evaluación personalizada.

Fuente: El Heraldo de México