
19 de agosto de 2025 a las 10:10
Ganadería imparable: Récords históricos.
La creciente demanda de carne en México ha desatado un verdadero tsunami en el comercio pecuario, transformando el panorama de importaciones y exportaciones durante el primer semestre de 2025. El apetito insaciable de los consumidores mexicanos ha llevado a cifras históricas en la importación de carne de res, cerdo y pollo, tanto en volumen como en valor, un fenómeno que está redibujando las relaciones comerciales con nuestros socios internacionales, según revela el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Este auge en las importaciones, que según la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) representa un incremento del 8.7% en volumen y un sorprendente 24.5% en valor, contrasta con la caída del 6% en volumen de nuestras exportaciones. Sin embargo, el valor de estas últimas ha experimentado un crecimiento del 2.6%, impulsado por los precios internacionales, lo que nos deja con un sabor agridulce.
El caso de la carne de res es particularmente revelador. Las importaciones de carne bovina se han disparado un 20% en volumen y un 18.7% en valor, y lo más interesante es el cambio de juego en cuanto a los países de origen. Brasil, con un impresionante avance, ya acapara el 35% de las compras, desplazando a Estados Unidos, cuya participación se ha reducido del 61% al 43%. Un claro ejemplo de cómo la dinámica del mercado global puede cambiar en cuestión de meses.
Por otro lado, la exportación de becerros mexicanos ha sufrido un desplome del 73%, golpeada duramente por la crisis sanitaria del gusano barrenador. Esta situación ha generado una preocupante reducción en el superávit de la balanza bovina, una señal de alerta que debe ser atendida con urgencia para proteger a nuestros productores.
En el mercado porcino, México importó 1.07 millones de toneladas de carne, un aumento del 11.1% en volumen y un 33.9% en valor. Si bien Estados Unidos se mantiene como el principal proveedor con un 79% de participación, el crecimiento acelerado de las importaciones desde Canadá, España y Brasil, nos muestra una diversificación interesante y una creciente competencia en este sector.
El pollo, un alimento básico en la dieta mexicana, también ha experimentado un crecimiento en las importaciones, con un aumento del 1.3% en volumen y un 8.5% en valor. Al igual que en el caso del cerdo, observamos una diversificación de proveedores. La participación de Estados Unidos se ha reducido al 78%, mientras que Brasil y Chile han ganado terreno, representando ahora el 22% del total.
Esta voracidad importadora de México, si bien satisface la demanda interna, genera inquietud en nuestros socios comerciales, particularmente en Estados Unidos. Como señala Juan Carlos Anaya, director de GCMA, México sigue siendo el principal mercado para el cerdo y pollo estadounidense, lo que mantiene su balanza superavitaria. Sin embargo, la ausencia de exportaciones de ganado en pie desde México, debido a la problemática del gusano barrenador, está afectando a los engordadores de Texas y a los empacadores. Esta menor disponibilidad de ganado ha presionado al alza los precios de la carne en Estados Unidos, alcanzando niveles no vistos desde la pandemia de COVID-19 en 2020.
En resumen, el panorama del comercio pecuario en México se presenta complejo y dinámico. El aumento en las importaciones, si bien responde a la demanda interna, plantea retos importantes para la industria nacional y reconfigura las relaciones comerciales con nuestros socios. La situación sanitaria, los precios internacionales y la diversificación de proveedores son factores clave que debemos analizar con atención para garantizar la sostenibilidad y competitividad del sector pecuario mexicano.
Fuente: El Heraldo de México