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20 de agosto de 2025 a las 02:15

El Narcocorrido de Caro Quintero: Letra Completa

El asesinato de Ernesto Barajas, líder de Enigma Norteño, nos obliga a reflexionar sobre la compleja relación entre la música regional mexicana y el narcotráfico. Su muerte, ocurrida en Zapopan, Jalisco, tras un ataque armado, resuena con la violencia que a menudo se narra en los narcocorridos, un subgénero que él mismo ayudó a popularizar. Este trágico suceso no solo marca el final de una carrera musical, sino que también subraya los peligros inherentes a la idealización de figuras del crimen organizado.

La canción "Narco de Narcos", interpretada por Enigma Norteño junto a La Séptima Banda, ejemplifica esta problemática. La pieza narra la vida de Rafael Caro Quintero, presentándolo como una figura casi mítica, un hombre que regresa de la cárcel tras décadas de encierro, listo para retomar su lugar en el mundo del narcotráfico. La letra describe su retorno al rancho La Noria en Sinaloa como un acto de resistencia, un símbolo de poder inquebrantable. Menciona a figuras como "El Chapo" Guzmán y "El Mayo" Zambada, tejiendo una red de alianzas y consolidando la imagen de Caro Quintero como un actor clave en el escenario criminal.

Sin embargo, "Narco de Narcos" no se limita a glorificar la figura del capo. Introduce matices de vulnerabilidad, mostrando a un hombre que también ha llorado y sufrido. Esta humanización del personaje, lejos de disminuir su impacto, lo hace aún más atractivo para el público, generando una empatía peligrosa con un individuo involucrado en actividades ilícitas.

La controversia que rodea a este tipo de canciones radica precisamente en esa ambigüedad moral. Por un lado, se argumenta que son un reflejo de la realidad social, una crónica de un fenómeno que, aunque doloroso, forma parte de la historia del país. Por otro lado, se les acusa de glamorizar la violencia, normalizar el crimen y crear modelos a seguir para jóvenes vulnerables.

La muerte de Ernesto Barajas nos recuerda que las historias contadas en los narcocorridos no son simples ficciones. Tienen consecuencias reales y a menudo trágicas. La línea que separa la narrativa musical de la violencia del mundo real es a veces demasiado delgada, y el asesinato del líder de Enigma Norteño es un crudo recordatorio de ello. Es crucial, por lo tanto, analizar con ojo crítico el contenido de estas canciones y reflexionar sobre el impacto que tienen en la sociedad. ¿Estamos contribuyendo a la romantización del narcotráfico al consumir este tipo de música? ¿Es posible disfrutar del género sin caer en la apología de la violencia? Estas son preguntas que debemos hacernos como sociedad.

El legado de Ernesto Barajas y Enigma Norteño quedará marcado por esta dualidad. Su música, popular y controvertida a partes iguales, nos invita a un debate necesario sobre la responsabilidad de los artistas y el poder de la narrativa para influir en la percepción de la realidad. La tragedia de su muerte, esperemos, sirva para abrir un diálogo más profundo sobre la relación entre la música, la violencia y la cultura del narcotráfico en México.

Fuente: El Heraldo de México