La temporada pasada fue testigo del renacimiento de los Commanders, un equipo que emergió de las sombras de la mediocridad para rozar la gloria del Super Bowl. Su inesperada trayectoria, con un récord de 12-5, dejó boquiabiertos incluso a los fanáticos más optimistas, quienes habían soportado años de frustración bajo la anterior administración. La llegada de Dan Quinn como entrenador en jefe inyectó una nueva energía al equipo, transformándolo de un conjunto perdedor a un contendiente legítimo. Su liderazgo, junto con la astuta gestión del Gerente General Adam Peters, construyó una plantilla capaz de competir al más alto nivel.

Sin embargo, la pieza clave de este rompecabezas fue el quarterback novato Jayden Daniels. Su desempeño excepcional, tanto por aire como por tierra, revitalizó el ataque de los Commanders. Daniels no solo demostró una precisión quirúrgica en sus pases, sino que también fue una amenaza constante en las carreras, acumulando casi 900 yardas terrestres. Su estilo de juego recuerda al de Robert Griffin III, otro quarterback móvil que deslumbró a la liga en sus inicios. Ambos comparten el honor de haber sido nombrados el mejor jugador novato ofensivo del año, pero la sombra de la lesión que truncó la carrera de Griffin se cierne sobre Daniels. La línea ofensiva, un punto débil del equipo, permitió que Daniels fuera capturado en numerosas ocasiones. La llegada de Laremy Tunsil, un veterano con cinco Pro Bowls en su haber, y la selección del novato Josh Conerly Jr. buscan solidificar la protección del quarterback.

La adquisición de Deebo Samuel, proveniente de los 49ers, genera expectativas y dudas. Samuel, un receptor explosivo capaz de generar grandes jugadas, ha sido perseguido por las lesiones a lo largo de su carrera. Sumado a esto, su llegada al campamento con sobrepeso preocupa a la afición. Si logra mantenerse sano y recuperar su forma física, Samuel podría formar una dupla letal con Terry McLaurin, quien ha superado las 1,000 yardas de recepción en cinco temporadas consecutivas. La situación contractual de McLaurin añade un elemento de incertidumbre. El receptor, próximo a cumplir 30 años, busca un contrato que refleje su valor, solicitando alrededor de 30 millones de dólares anuales.

Otras áreas del equipo presentan interrogantes. Luke McCaffrey, hermano menor de la estrella de los 49ers Christian McCaffrey, decepcionó en su primera temporada. El ala cerrada Ben Sinnott, seleccionado en el Draft de 2024, también deberá dar un salto de calidad para superar al veterano Zach Ertz, quien a sus 34 años se acerca al final de su carrera.

La dupla de corredores Brian Robinson y Austin Ekeler superó las expectativas, pero ambos enfrentan desafíos. Ekeler debe reducir la cantidad de balones perdidos, mientras que Robinson podría ser intercambiado a otro equipo. En ese escenario, el novato Jacory Croskey-Merritt y Jeremy McNichols tendrían la oportunidad de complementar a Ekeler.

Repetir el éxito de la temporada pasada será una tarea ardua para los Commanders. A pesar de las deficiencias, especialmente en la defensa, la presencia de Dan Quinn en el banquillo infunde optimismo. Su capacidad para maximizar el potencial de sus jugadores será crucial para las aspiraciones del equipo. Un récord de 10-7 parece una proyección realista para la próxima temporada.

Diego Carreño

@diegocarrenoff