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19 de agosto de 2025 a las 05:05
Dile adiós a este alimento ¡YA!
La sombra de una crisis alimentaria global se cierne sobre nosotros, amenazando la estabilidad de nuestros sistemas de sustento. La degradación del suelo, ese recurso vital que nutre nuestros cultivos, se acelera a un ritmo alarmante, poniendo en jaque la capacidad del planeta para alimentar a una población en constante crecimiento. Ante este panorama desalentador, un rayo de esperanza emerge desde el mundo científico. Un reciente artículo publicado en la prestigiosa revista Nature nos presenta un camino viable, una hoja de ruta para revertir esta tendencia destructiva y construir un futuro alimentario más sostenible.
El estudio, liderado por el reconocido investigador Fernando T. Maestre de la Universidad Rey Abdullah en Arabia Saudí, no se limita a diagnosticar el problema, sino que propone soluciones concretas y cuantificables. La clave, según los expertos, reside en una transformación radical de nuestros sistemas alimentarios, enfocándonos en dos pilares fundamentales: la reducción del desperdicio de alimentos y la integración de recursos marinos en nuestra dieta.
Imaginen la magnitud del impacto: reducir el desperdicio de alimentos en un 75% a nivel global. Una cifra ambiciosa, sin duda, pero que se traduce en la liberación de 13,4 millones de kilómetros cuadrados de suelo. Tierras que podrían destinarse a la reforestación, a la agricultura sostenible, a la recuperación de ecosistemas vitales para la salud del planeta. En este sentido, la nueva ley española contra el desperdicio alimentario, aprobada en enero, se presenta como un ejemplo a seguir, un modelo que otros países deberían replicar con urgencia. Obligar a los supermercados a donar los excedentes, fomentar la concienciación ciudadana sobre el valor de los alimentos… Medidas aparentemente sencillas, pero con un potencial transformador inmenso.
El segundo pilar de esta revolución alimentaria nos lleva al océano, una fuente inmensa de recursos aún infrautilizada. Mientras la producción de carne roja, con su enorme huella ecológica, devora hectáreas de tierra, agua y piensos, el mar nos ofrece alternativas sostenibles y nutritivas. Mariscos, algas, una gama de productos con un impacto ambiental significativamente menor. Los investigadores proponen un cambio audaz: sustituir el 70% de la carne roja producida de forma insostenible por productos del mar de origen sostenible. El resultado: un ahorro de 17,1 millones de kilómetros cuadrados de tierra, actualmente destinados a pastos y cultivos para alimentar al ganado.
No se trata de una simple recomendación, sino de una necesidad urgente. Reducir el consumo de carne roja y apostar por alternativas sostenibles es crucial para la supervivencia de nuestro planeta. De implementarse estas medidas, podríamos liberar millones de hectáreas de tierra, recuperar ecosistemas degradados y encaminar nuestros sistemas alimentarios hacia un modelo más responsable y resiliente.
El desafío, sin embargo, no es menor. Requiere un compromiso global, una acción coordinada de gobiernos e instituciones. Es imperativo que estas transformaciones se integren en las políticas globales antes de que sea demasiado tarde. El futuro de nuestro planeta, la seguridad alimentaria de las generaciones venideras, depende de ello. No podemos permitirnos ignorar las señales de alarma. La ciencia nos ha mostrado el camino, ahora nos corresponde a nosotros recorrerlo.
Fuente: El Heraldo de México