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20 de agosto de 2025 a las 02:35
Ballena varada en Tijuana: inicia su entierro
La imponente figura de una ballena yace inerte sobre la arena, un contraste desgarrador entre la inmensidad del océano que una vez la albergó y la cruda realidad de su fallecimiento en las costas de Tijuana. El lunes, la playa se convirtió en el escenario de un triste descubrimiento que movilizó a las autoridades locales y federales en una carrera contra el reloj para preservar tanto el ecosistema como la salud pública. La imagen, capturada por la agencia Cuartoscuro, muestra la magnitud del cetáceo, un gigante silencioso que ahora yace varado, atrayendo la mirada curiosa de los visitantes, quienes, a pesar de las advertencias, se acercaron para contemplar la escena.
El XXV Ayuntamiento de Tijuana, bajo la dirección de Ismael Burgueño Ruiz, actuó con celeridad, coordinando esfuerzos con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y la Secretaría de Protección al Ambiente Municipal. La urgencia de la situación se amplificaba con cada hora que pasaba, ya que, según la PROFEPA, la ballena llevaba más de un día sin vida. Imaginen el impacto ambiental que un cuerpo de semejante tamaño, en pleno proceso de descomposición, podría tener en la delicada franja costera. El olor, la posible contaminación del agua y la arena, un foco de infección latente… La rápida intervención de las autoridades fue crucial para mitigar estos riesgos.
A las 6:45 am del martes, con la marea baja como aliada, comenzó la operación de remoción. Las retroexcavadoras, proporcionadas por el gobierno local, se abrieron paso en la arena, una danza mecánica contra la inmensidad del animal. El trabajo, sin duda, fue arduo, un testimonio del compromiso de las autoridades con la protección del entorno. Mientras tanto, se exhortaba a los ciudadanos a mantener una distancia prudencial, no solo por seguridad, sino también para permitir el correcto desarrollo de las labores. Un recordatorio de que, en estos momentos, el respeto por el ciclo de la vida y la colaboración ciudadana son fundamentales.
Este lamentable evento no es un caso aislado. La región ha sido testigo de otros varamientos de ballenas, lo que nos lleva a reflexionar sobre las complejas interacciones entre la actividad humana y la vida marina. ¿Qué factores contribuyen a estos incidentes? ¿Cómo podemos minimizar nuestro impacto en estos majestuosos animales?
El protocolo activado para mamíferos marinos varados, un instrumento clave en estos casos, contempla una serie de acciones, desde la evaluación del estado de salud del animal hasta la posibilidad de eutanasia en situaciones extremas, siempre buscando minimizar el sufrimiento. También se destaca la importancia de la toma de muestras para su posterior análisis, una pieza fundamental en el rompecabezas científico que nos ayudará a comprender mejor las causas de estos varamientos.
La experiencia de la Profepa en Sinaloa, a principios de año, con la sepultura de una ballena jorobada en Mazatlán, ofrece un valioso precedente. En aquel caso, el enmallamiento en una red chinchorro, probablemente utilizada para la pesca de pez sierra, fue un elemento central de la investigación, aunque no se pudo determinar con certeza si fue la causa directa de la muerte.
Las ballenas jorobadas, a pesar de su "resiliencia notable" según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), enfrentan amenazas constantes, como el enredo accidental en aparejos de pesca y las colisiones con embarcaciones. Estos riesgos, sumados a otros factores como la contaminación y el cambio climático, nos recuerdan la fragilidad de estos gigantes del océano y la importancia de redoblar nuestros esfuerzos para su conservación. La imagen de la ballena varada en Tijuana no debe ser solo un triste recordatorio, sino un llamado a la acción para proteger a estas magníficas criaturas y el ecosistema que comparten con nosotros.
Fuente: El Heraldo de México