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19 de agosto de 2025 a las 08:05

Alerta: Riesgos del fármaco viral para la diabetes

La fiebre del Ozempic ha inundado las redes sociales, prometiendo milagrosas pérdidas de peso y convirtiéndose en la comidilla de influencers y usuarios por igual. Pero detrás de esta fachada de aparente solución mágica, se esconde un peligro latente, una bomba de tiempo para la salud pública que está explotando silenciosamente en la esfera digital. No se trata simplemente de una nueva tendencia viral, sino de la irresponsable promoción de un fármaco para la diabetes, con potenciales efectos secundarios, como la solución definitiva para alcanzar la silueta ideal.

Esta narrativa, sesgada y carente de rigor científico, ha generado una preocupante ola de desinformación, donde la promesa de un cuerpo perfecto eclipsa los riesgos reales para la salud. Influencers, convertidos en improvisados gurús de la salud, difunden el mensaje sin el menor reparo, influyendo en miles de seguidores, especialmente jóvenes vulnerables a la presión social y los cánones de belleza imposibles.

Imaginen la escena: un adolescente, bombardeado con imágenes de cuerpos “perfectos” y mensajes que asocian la delgadez con la felicidad y el éxito, decide, sin supervisión médica, recurrir al Ozempic. Las consecuencias pueden ser devastadoras. Efectos secundarios no controlados, complicaciones a largo plazo y un profundo daño a su autoestima.

Pero el problema no se limita a los jóvenes. Personas sin acceso a servicios de salud, incapaces de costear una consulta médica o un seguimiento adecuado, se ven tentadas por la aparente facilidad de acceso al fármaco, ignorando los potenciales riesgos para su salud. Es una ruleta rusa donde el premio es una imagen idealizada y la pérdida puede ser irreparable.

La investigación realizada por expertos mexicanos revela un panorama aún más alarmante: no solo influencers, sino también entrenadores de gimnasio, empleados de spas y farmacias, personas sin la formación necesaria, se han sumado a la promoción indiscriminada del Ozempic, convirtiéndose en falsos profetas de la salud. Este cóctel explosivo de desinformación y prescripción irresponsable pone en grave peligro la salud pública.

No podemos permanecer impasibles ante esta avalancha de mensajes engañosos. Es imperativo que las plataformas de redes sociales asuman su responsabilidad y implementen mecanismos de control más rigurosos para combatir la desinformación y proteger a los usuarios. Debemos fomentar el pensamiento crítico, incentivar la consulta con profesionales de la salud y recordar que la salud no es un juego, sino un tesoro que debemos cuidar con responsabilidad. La belleza real reside en el bienestar integral, no en la persecución de estándares imposibles que ponen en riesgo nuestra vida. El Ozempic no es un atajo hacia la felicidad, sino un camino plagado de peligros que debemos evitar.

Fuente: El Heraldo de México