Amanecerá fresco, casi un susurro del invierno que aún se esconde en las cumbres. El sol, tímido al principio, irá descorriendo el velo de niebla que abraza las montañas del Estado de México, extendiéndose lentamente hacia los valles. Un lienzo de nubes blancas, pinceladas sobre el azul celeste, decorará el cielo matutino. Si planeas un viaje temprano por las carreteras que serpentean entre las elevaciones, ten precaución: la neblina, caprichosa, puede jugar a las escondidas, reduciendo la visibilidad y exigiendo una conducción aún más atenta. Abrigaos bien, especialmente los más pequeños y los adultos mayores, pues los termómetros marcarán entre 13 y 15 grados Celsius en la Ciudad de México. Un café caliente, una bufanda suave, el abrazo de un ser querido: la mañana invita a la calma y al recogimiento.

Conforme avance el día, el sol irá ganando terreno, desplegando su calor con mayor intensidad. La temperatura ascenderá, alcanzando los 25 a 27 grados Celsius en la capital, un contraste notable con la frescura del amanecer. Las nubes, antes dispersas, se irán congregando, preludio de la danza de agua que se avecina. La tarde traerá consigo la promesa de lluvia, un alivio para la sed de la tierra y un respiro del calor acumulado. Chubascos dispersos, a veces suaves, a veces más intensos, refrescarán el ambiente, pintando el asfalto con reflejos plateados. En la Ciudad de México, se esperan acumulados de entre 5 y 25 milímetros, un bálsamo para los jardines y parques que ansían el líquido vital.

Sin embargo, la historia será diferente en el Estado de México. Allí, la lluvia se manifestará con mayor fuerza, desatando chubascos intensos que podrían alcanzar entre 25 y 50 milímetros. La naturaleza, en su esplendor, descargará su energía en forma de agua, acompañada por el estruendo de los truenos y la posibilidad de granizo. Se recomienda a los habitantes de la región tomar precauciones, evitando zonas propensas a inundaciones y resguardándose en lugares seguros durante las tormentas. La fuerza de la naturaleza nos recuerda su poder y la importancia de estar preparados.

Este martes, el Valle de México vivirá una jornada de contrastes, un día donde la frescura matutina dará paso al calor vespertino, y donde la lluvia, tan necesaria como impredecible, se hará presente con distinta intensidad. Un día para disfrutar de la magia cambiante del clima, para adaptarnos a sus ritmos y para contemplar la belleza que se esconde tanto en la calma de la niebla como en la fuerza de la tormenta. Manténganse informados, tomen precauciones y disfruten del espectáculo que la naturaleza nos ofrece.