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19 de agosto de 2025 a las 09:15

Alcanza la prosperidad juntos

La reciente noticia sobre la reducción de la pobreza en México, confirmada por el INEGI, abre un espacio de profunda reflexión sobre el camino recorrido y los retos que aún persisten. Si bien las cifras son alentadoras, mostrando una disminución significativa tanto en la pobreza general como en la extrema, es crucial analizar el contexto en el que se han logrado estos avances. La pandemia de COVID-19 y la volatilidad de la economía global, marcada por tensiones comerciales internacionales, presentaron obstáculos formidables. Superar estas adversidades y al mismo tiempo lograr una reducción en los índices de pobreza habla de la resiliencia del pueblo mexicano y de la pertinencia de las estrategias implementadas.

El enfoque en la atención a los más vulnerables, a través del incremento al salario mínimo y la consolidación de los apoyos sociales como derechos, ha sido fundamental. Estas medidas no solo han mejorado el poder adquisitivo de las familias, sino que también han dinamizado la economía interna, generando un círculo virtuoso de crecimiento y bienestar. Es importante destacar que este impulso al consumo no se limita a las grandes urbes, sino que se extiende a las regiones históricamente marginadas, gracias a proyectos de infraestructura como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Estas iniciativas no solo buscan conectar físicamente a las diferentes regiones del país, sino también integrarlas a la economía nacional, generando oportunidades de desarrollo local y regional.

Sin embargo, la tarea no está completa. El propio INEGI señala la persistencia de rezagos en áreas cruciales como la salud. Si bien se reconoce el esfuerzo por ampliar la cobertura y la calidad de los servicios, es imperativo redoblar los esfuerzos para garantizar el acceso universal a la salud. Un sistema de salud robusto y accesible es la base para un desarrollo sostenible e inclusivo. No podemos hablar de prosperidad compartida si existen sectores de la población que carecen de acceso a servicios médicos de calidad.

El Corredor Biocultural de la Gran Selva Maya, un proyecto de colaboración internacional que involucra a México, Guatemala y Belice, representa un paso audaz hacia un modelo de desarrollo sostenible que integra la conservación ambiental con el progreso económico y social. La protección de la selva, pulmón vital del continente, es un compromiso no solo con las generaciones presentes, sino también con las futuras. Además, este proyecto promete impulsar el desarrollo económico de la región fronteriza común, creando oportunidades de empleo y mejorando la calidad de vida de las comunidades locales.

El camino hacia una auténtica prosperidad compartida exige una visión integral que abarque no solo el crecimiento económico, sino también el bienestar social y la sostenibilidad ambiental. La reducción de la pobreza es un logro significativo, pero es apenas un paso en la construcción de un México más justo e igualitario. Es necesario seguir trabajando en la consolidación de un modelo de desarrollo que priorice la inclusión, la justicia social y la protección del medio ambiente. La colaboración internacional, como la ejemplificada en el Corredor Biocultural de la Gran Selva Maya, es fundamental para alcanzar estos objetivos. El futuro de México depende de la capacidad de construir un país donde el progreso se comparta y donde nadie se quede atrás.

Fuente: El Heraldo de México