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18 de agosto de 2025 a las 09:10
Pobreza baja, ¿pero quién evalúa?
La desaparición del INAI y del CONEVAL ha dejado un vacío profundo en la transparencia y la evaluación de las políticas sociales en México. La reciente medición de la pobreza realizada por el INEGI, que ahora asume las funciones del CONEVAL, revela que la falta de acceso a la seguridad social sigue siendo la principal carencia, afectando a casi la mitad de la población. Esto no es una simple estadística, sino la realidad de millones de mexicanos que enfrentan dificultades para acceder a servicios de salud básicos. Imaginemos la angustia de una madre que no puede llevar a su hijo al médico porque no cuenta con seguro, o la desesperación de un trabajador que ve mermada su salud sin poder acceder a atención médica digna.
La opacidad histórica del sector salud, ejemplificada en las miles de solicitudes de información negadas por instituciones como el IMSS y el ISSSTE, se agudiza aún más con la ausencia del INAI. Cada una de esas 17,281 solicitudes de revisión acumuladas por el IMSS hasta su cierre representa una historia de necesidad insatisfecha: largas filas en hospitales abarrotados, clínicas con falta de personal, desabasto de medicamentos esenciales. Son rostros de pacientes que esperan con incertidumbre una atención que a veces nunca llega. ¿Cómo podemos, como sociedad, ignorar el clamor silencioso de quienes se ven privados de un derecho fundamental como la salud?
El CONEVAL, con su enfoque multidimensional de la pobreza, no solo medía ingresos, sino que analizaba las carencias en educación, salud, vivienda, servicios básicos y alimentación. Nos permitía comprender la complejidad de la pobreza, más allá de los números fríos, y visibilizar las múltiples dimensiones que la conforman. Su desaparición nos deja sin una herramienta fundamental para evaluar la efectividad de las políticas públicas y sin una voz independiente que nos ayude a comprender la verdadera magnitud del problema.
Ahora, con el INEGI a cargo de la medición de la pobreza, corremos el riesgo de que los datos se conviertan en simples cifras, desprovistas del análisis crítico y la contextualización que aportaba el CONEVAL. Si bien el INEGI es una institución respetable y con una larga trayectoria en la generación de estadísticas, su enfoque no es el mismo. Necesitamos más que números: necesitamos interpretaciones, diagnósticos y evaluaciones que nos permitan entender las causas de la pobreza y diseñar soluciones efectivas.
La sociedad civil, la academia, los medios de comunicación y la ciudadanía en general tenemos la responsabilidad de asumir un rol más activo en la vigilancia y el análisis de la información. Debemos exigir transparencia y rendición de cuentas al gobierno, no solo en la publicación de estadísticas, sino también en la gestión de los recursos destinados a combatir la pobreza. No podemos permitir que la opacidad se convierta en la norma. El futuro de millones de mexicanos depende de nuestra capacidad para exigir un sistema de salud justo, equitativo y transparente. La lucha contra la pobreza es una tarea de todos.
Por Julieta del Río
Ex Comisionada del INAI
@JulietaDelRio
Fuente: El Heraldo de México