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18 de agosto de 2025 a las 09:40

Domina la energía: ¡Expande tu alcance!

La creciente dependencia mundial de la electricidad nos coloca ante un dilema crucial: ¿estamos preparados para un futuro electrificado? Los recientes apagones en España, Portugal y Chile, que dejaron a millones de personas a oscuras y paralizaron sus economías, son una llamada de atención que resuena con fuerza. No se trata de simples incidentes aislados, sino de síntomas de una vulnerabilidad sistémica que debemos abordar con urgencia.

Imaginen por un momento un mundo sin electricidad. Los hospitales se paralizan, los sistemas de comunicación se silencian, las industrias se detienen y la vida cotidiana se transforma en un caos. Esta no es una distopía futurista, sino una realidad latente que los apagones nos recuerdan con crudeza.

El caso español, con millones de afectados durante más de 10 horas, aún genera controversia. Mientras el gobierno atribuye la falla a errores operativos y falta de respuesta, la compañía eléctrica estatal, Red Eléctrica, defiende sus actuaciones. Independientemente de quién tenga la razón, la lección es clara: la coordinación y la capacidad de respuesta son vitales en un sistema eléctrico cada vez más complejo.

Chile, por su parte, experimentó un apagón igualmente devastador que afectó a casi la totalidad de su población. 17 horas sin electricidad, una cifra que pone de manifiesto la fragilidad de nuestra infraestructura y la dependencia absoluta que tenemos de ella.

Estos eventos, lejos de ser excepcionales, se replican en diversos países, incluyendo México, donde millones de usuarios sufrieron interrupciones del servicio eléctrico en 2024. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierte que la demanda de electricidad seguirá creciendo a un ritmo acelerado en los próximos años, lo que exige una inversión significativa en infraestructura y una gestión más eficiente de la red.

No podemos permitirnos ser complacientes. La electrificación de la economía es un proceso irreversible, y debemos asegurarnos de que nuestro sistema eléctrico esté a la altura del desafío. Esto implica no solo invertir en la modernización de la red, sino también fortalecer los mecanismos de control y prevención, así como la capacidad de respuesta ante eventuales fallas.

La CFE, en México, ha anunciado un ambicioso plan de inversiones para el periodo 2024-2030, con un monto de 23,400 millones de dólares destinados a fortalecer la cadena de valor del sector eléctrico. Esta inversión es un paso en la dirección correcta, pero es fundamental que se priorice la eficiencia y la transparencia en su ejecución.

El futuro de la energía es eléctrico, pero para que este futuro sea próspero y seguro, debemos aprender de los errores del pasado y construir un sistema eléctrico resiliente, capaz de soportar las crecientes demandas y garantizar la continuidad del servicio. La seguridad energética no es un lujo, sino una necesidad fundamental para el desarrollo y el bienestar de nuestras sociedades. Ignorar las advertencias que nos dan los apagones sería un error imperdonable.

Fuente: El Heraldo de México