
18 de agosto de 2025 a las 09:40
Combate la pobreza, impulsa a México.
La lucha contra la pobreza ha experimentado un avance significativo a nivel mundial, con una reducción drástica del número de personas que viven en la extrema pobreza en las últimas décadas. Este logro, impulsado en gran medida por el desarrollo económico de países asiáticos como China, India y Vietnam, demuestra que la erradicación de la pobreza es un objetivo alcanzable. Sin embargo, la batalla está lejos de terminar. Millones de personas aún luchan por cubrir sus necesidades básicas y acceder a servicios esenciales como la educación, la salud y la vivienda.
En México, la reducción de la pobreza multidimensional entre 2018 y 2024 representa un triunfo innegable. Sacar a millones de mexicanos de la pobreza es un paso gigante hacia un futuro más justo y equitativo. Este avance se debe, en gran parte, a políticas públicas como el aumento del salario mínimo, las transferencias directas de efectivo a grupos vulnerables y el flujo constante de remesas provenientes del extranjero. Estas medidas han fortalecido el poder adquisitivo de las familias mexicanas y les han brindado un respiro en medio de la adversidad.
No obstante, la alegría por este progreso se ve empañada por la persistencia de la pobreza extrema y la vulnerabilidad social. Millones de mexicanos, incluyendo una alarmante proporción de niños y niñas, aún carecen de acceso a derechos fundamentales. Esta realidad nos exige una reflexión profunda y una acción decidida para garantizar que nadie se quede atrás. La vulnerabilidad social, como una espada de Damocles, pende sobre millones de familias que, ante la falta de seguridad social, un sistema de salud robusto y una educación de calidad, se encuentran en constante riesgo de recaer en la pobreza.
Es fundamental reconocer que la lucha contra la pobreza no se limita a la entrega de apoyos económicos. Requiere una transformación estructural que impulse el crecimiento económico sostenible, la creación de empleos de calidad y la inversión en capital humano. La educación, como motor del desarrollo individual y colectivo, debe ser una prioridad ineludible. Invertir en la formación de las futuras generaciones es la mejor garantía para un futuro próspero y equitativo.
La desigualdad regional, que concentra la pobreza extrema en el sur del país, es otro desafío que debemos afrontar con determinación. Es imperativo implementar políticas públicas focalizadas que atiendan las necesidades específicas de estas regiones y promuevan su desarrollo integral. No podemos permitir que la brecha entre el norte y el sur del país siga profundizándose.
El camino hacia la erradicación de la pobreza en México es largo y complejo, pero no imposible. El logro alcanzado entre 2018 y 2024 nos demuestra que con políticas públicas efectivas y un compromiso social inquebrantable, podemos construir un país más justo e inclusivo. Es nuestra responsabilidad como sociedad trabajar unidos para que todos los mexicanos tengan la oportunidad de vivir una vida digna y alcanzar su pleno potencial. La pobreza no solo limita el desarrollo individual, sino que también frena el progreso del país en su conjunto. Combatirla es, por lo tanto, un imperativo moral y una inversión estratégica para el futuro de México. No podemos bajar la guardia. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para consolidar los avances logrados y construir un México donde la pobreza sea solo un recuerdo del pasado.
Fuente: El Heraldo de México