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18 de agosto de 2025 a las 09:20

Centros Toxicológicos: ¡Salva vidas!

El fantasma invisible de las intoxicaciones acecha en cada rincón, un peligro silencioso que se manifiesta en formas tan diversas como los colores de un jardín venenoso. Desde la antigüedad, la humanidad ha bailado con la espada de doble filo de las sustancias: el alivio del dolor, la euforia efímera, la promesa de una cosecha abundante, todo con un precio potencialmente letal. Hoy, en un mundo saturado de productos químicos, la amenaza se multiplica, convirtiendo la Toxicología en un campo de batalla crucial para la salud pública.

Imaginen un enemigo invisible, capaz de infiltrarse en nuestros hogares a través de un limpiador común, un medicamento mal administrado, o incluso el aire que respiramos. Este enemigo no discrimina, afecta a niños y adultos, ricos y pobres, y sus consecuencias pueden ser devastadoras, desde secuelas permanentes hasta la muerte. Las intoxicaciones, lejos de ser un problema aislado, se alzan como una de las principales causas de enfermedad y muerte a nivel mundial, un dato escalofriante que nos obliga a tomar conciencia de la magnitud del desafío.

En México, la riqueza de nuestra biodiversidad, paradójicamente, se convierte en un factor de riesgo. Plantas y animales venenosos se entremezclan con la vida cotidiana, mientras que las condiciones socioeconómicas y ambientales aumentan la vulnerabilidad de la población. Ante este panorama, la figura del toxicólogo emerge como un guardián vital, un experto capaz de descifrar el lenguaje críptico de las sustancias tóxicas y contrarrestar sus efectos devastadores.

La Organización Mundial de la Salud define la Toxicología como la ciencia que desentraña los misterios del daño químico y físico en los sistemas biológicos. Es una disciplina compleja que exige un conocimiento profundo de la interacción entre las sustancias y el organismo, una danza molecular que puede llevar a la vida o a la muerte. El médico toxicólogo, por tanto, es un detective científico, un estratega médico que debe dominar la toxicocinética y la toxicodinamia, las rutas secretas del veneno en el cuerpo y sus efectos devastadores.

El Centro de Información y Asistencia Toxicológica se erige como la primera línea de defensa en esta batalla contra el veneno. Es la voz experta al otro lado del teléfono, guiando a las familias angustiadas a través de los primeros auxilios, coordinando traslados urgentes a centros asistenciales y administrando terapias específicas a distancia. Es un faro de esperanza en la oscuridad de la incertidumbre, un recurso invaluable que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Más allá de la asistencia inmediata, estos centros son semilleros de conocimiento, impulsando la investigación clínica y la docencia para fortalecer la capacidad de respuesta ante las intoxicaciones. Transmiten su saber a otros profesionales de la salud, creando una red de expertos que amplía el alcance de la protección.

El Centro de Información y Asistencia Toxicológica del Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza del IMSS, un bastión de la Toxicología en México, es un ejemplo inspirador de esta labor incansable. Desde 1985, ha atendido un sinnúmero de casos, desde intoxicaciones por fármacos y sustancias industriales hasta envenenamientos por animales, plantas y hongos. Su influencia se extiende más allá de la Ciudad de México, abarcando el Estado de México, Hidalgo y recibiendo solicitudes de todo el país, un testimonio de su compromiso con la salud pública.

En un mundo donde la exposición a sustancias tóxicas es una realidad ineludible, la Toxicología se convierte en un escudo protector, un campo del saber esencial para salvaguardar la vida y el bienestar de la población. La labor incansable de los toxicólogos y los centros de asistencia toxicológica es un recordatorio de la importancia de la prevención, la información y la atención oportuna en la lucha contra este enemigo invisible.

Fuente: El Heraldo de México