
18 de agosto de 2025 a las 07:05
Adiós al narcocorrido en Querétaro
La decisión del gobernador Kuri ha encendido un debate crucial en Querétaro, y en todo México, sobre la delgada línea entre la libertad de expresión artística y la responsabilidad social. ¿Es la música un reflejo de la realidad o un catalizador de la misma? La prohibición de la música que “glorifica la violencia” abre una caja de Pandora de interrogantes. ¿Qué criterios se utilizarán para determinar qué canciones caen dentro de esta categoría? ¿Se corre el riesgo de censurar expresiones artísticas legítimas que buscan retratar la complejidad de la realidad social? La falta de especificidad en las sanciones y la metodología para evaluar las canciones genera incertidumbre y abre la puerta a posibles interpretaciones arbitrarias.
La preocupación del gobernador por proteger a los jóvenes de mensajes que “deforman” y “seducen con falsas glorias” es comprensible. En un país marcado por la violencia, la influencia de la música, especialmente en las nuevas generaciones, es un tema que merece atención. Sin embargo, ¿es la prohibición la solución más efectiva? Algunos argumentan que la censura puede ser contraproducente, generando un efecto rebote y aumentando el atractivo de lo prohibido. En lugar de silenciar estas expresiones, se propone promover el pensamiento crítico y la educación en valores, para que los jóvenes puedan discernir y analizar los mensajes que reciben.
La comparación con otros estados que han implementado medidas similares, como Aguascalientes y el Estado de México, resulta inevitable. Las experiencias en estos lugares, con multas elevadas e incluso penas de cárcel, muestran la complejidad de aplicar este tipo de restricciones. Los incidentes en ferias, donde la prohibición de narcocorridos ha generado protestas y disturbios, demuestran que la simple prohibición no siempre es la solución. Es necesario un diálogo abierto y constructivo entre las autoridades, los artistas y la sociedad para encontrar un equilibrio entre la libertad de expresión y la seguridad ciudadana.
El llamado del gobernador Kuri a los municipios para que implementen medidas que hagan efectivo el decreto plantea otro desafío: la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno. ¿Cómo se garantizará la homogeneidad en la aplicación de la norma en los 18 municipios del estado? ¿Existirá un protocolo claro para evitar la discrecionalidad y la arbitrariedad? La extensión de la prohibición a establecimientos privados añade otra capa de complejidad. ¿Cómo se supervisará el cumplimiento de la norma en estos espacios? ¿Se dotará a las autoridades de las herramientas necesarias para llevar a cabo esta tarea?
La afirmación del gobernador de que en Querétaro "no se celebra a los criminales ni se glorifica la violencia" es contundente. Sin embargo, la realidad es compleja y multifacética. La música, como cualquier forma de arte, puede ser un espejo de la sociedad, reflejando sus luces y sus sombras. La prohibición de ciertos géneros musicales no elimina la violencia, sino que la oculta. Es necesario abordar las causas profundas de la violencia, la desigualdad, la falta de oportunidades, para construir una sociedad más justa y pacífica. La cultura y el arte, en lugar de ser silenciados, pueden ser herramientas poderosas para la transformación social, promoviendo la reflexión, el diálogo y la empatía.
Fuente: El Heraldo de México