
17 de agosto de 2025 a las 09:15
EE.UU. vs China: ¿Choque de Gigantes?
La sombra del proteccionismo se cierne sobre el mundo. La política arancelaria impulsada por la administración Trump, con la imposición de gravámenes a las importaciones de más de 90 países, ha generado un terremoto en el escenario económico global. El objetivo declarado: revitalizar la industria nacional y repatriar los empleos perdidos en las últimas décadas. Una estrategia que evoca la nostalgia de un pasado industrial y que contrasta radicalmente con el camino trazado a principios de los 90, cuando la apuesta por la cibernética y las tecnologías digitales parecía ser el futuro indiscutible de la economía estadounidense.
Sin embargo, el auge digital tuvo un precio: la desindustrialización de vastas regiones del país, el nacimiento del "Cinturón Oxidado" y la pérdida de miles de empleos. Trump pretende revertir este proceso, apostando por un retorno a la producción manufacturera. Una apuesta arriesgada, según muchos analistas, que consideran esta política un anacronismo en un mundo globalizado. Argumentan que la solución no reside en dar marcha atrás al reloj, sino en redoblar la apuesta por la innovación y el desarrollo tecnológico, áreas en las que Estados Unidos aún conserva una ventaja competitiva frente a gigantes como China.
La política de Trump rompe con la tradición liberal que ha caracterizado la política exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. El GATT, la OMC, la integración de China en el comercio mundial… todos estos hitos se ven ahora amenazados por una ola proteccionista que genera incertidumbre y frena la inversión a nivel global. Mientras Trump agita el fantasma de la guerra comercial, con aranceles que llegan al 50% en casos como Brasil e India, China teje una red de alianzas y explora nuevos mercados. Más aún, el gigante asiático continúa invirtiendo masivamente en investigación y desarrollo, con proyectos como la ciudad tecnológica de Huawei, donde miles de científicos trabajan en la vanguardia de la inteligencia artificial y otras tecnologías disruptivas. Un contraste que pone de manifiesto dos visiones opuestas del futuro.
En lugar de levantar barreras comerciales, Estados Unidos debería mirar hacia adelante, apostando por la innovación en áreas clave como la biología, la química, la física, las energías renovables y el desarrollo de tecnologías limpias. La creación de nuevas fuentes de empleo y la solución a los retos del futuro pasan por la inversión en I+D, como lo demuestra el ejemplo de China, donde la educación y el desarrollo tecnológico son prioritarios.
El aislacionismo económico no es la respuesta. En un mundo interconectado, la cooperación y el intercambio tecnológico son esenciales para el progreso. Estados Unidos debe abandonar la retórica proteccionista y buscar nuevas alianzas que le permitan mantener su liderazgo en la economía global. De lo contrario, corre el riesgo de quedar rezagado en la carrera por la innovación y el desarrollo. El futuro se escribe con la tinta del progreso, no con la del proteccionismo.
Fuente: El Heraldo de México