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17 de agosto de 2025 a las 20:15

Decomiso en Álvaro Obregón: Armas y Droga

La creciente ola de violencia en la Ciudad de México nos obliga a preguntarnos qué estamos haciendo mal como sociedad. El reciente arresto de tres individuos en la alcaldía Álvaro Obregón, en posesión de un arma de fuego y una cantidad considerable de narcóticos, es un reflejo desolador de la compleja realidad que vivimos. No se trata solo de un caso aislado, sino de una pieza más en el intrincado rompecabezas del crimen organizado que amenaza con fragmentar el tejido social de nuestra capital.

Las autoridades, en un despliegue de eficacia policial, lograron interceptar a estos tres sujetos – dos jóvenes de apenas 18 años y un hombre de 50 – en la colonia Lomas de Becerra. Imaginen la escena: la discreción de la transacción, el intercambio furtivo de bolsas de plástico por dinero en efectivo, la tensión palpable en el aire justo antes de la intervención policial. Es un escenario que se repite con demasiada frecuencia en nuestras calles, un recordatorio constante de la lucha invisible que se libra día a día contra el narcotráfico.

El decomiso, que incluyó 201 dosis de cocaína en polvo, 116 envoltorios de la misma sustancia en piedra, 20 dosis de marihuana, un arma de fuego con 12 cartuchos útiles, tres teléfonos celulares y dinero en efectivo, nos da una idea de la escala de la operación. ¿A cuántas personas más habrían llegado esas dosis? ¿Cuántos jóvenes más estarían expuestos al devastador poder de la adicción? Son preguntas que nos interpelan como ciudadanos y nos exigen una reflexión profunda.

Lo más preocupante del caso es el historial del detenido de 50 años. Un ingreso previo al sistema penitenciario por robo calificado agravado en pandilla y la posible relación con un homicidio y un doble intento de homicidio, pintan un panorama aún más sombrío. ¿Estamos ante la presencia de un peligroso criminal que, tras cumplir una condena, volvió a las calles para continuar con sus actividades ilícitas? ¿Fallaron los mecanismos de reinserción social? ¿Qué medidas debemos implementar para evitar que situaciones como esta se repitan?

Este caso nos pone de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer las estrategias de seguridad y prevención del delito. No basta con la reacción policial, por más efectiva que sea. Necesitamos abordar las raíces del problema: la desigualdad social, la falta de oportunidades, la normalización de la violencia. Es un desafío que requiere la participación de todos: gobierno, sociedad civil, familias, instituciones educativas.

La lucha contra el narcotráfico no se gana con arrestos aislados. Se gana con educación, con prevención, con la creación de un ambiente social que ofrezca alternativas reales a los jóvenes. Se gana construyendo una sociedad más justa, más equitativa, donde el delito no sea la única opción. El futuro de nuestra ciudad depende de ello.

Fuente: El Heraldo de México