Monterrey se prepara para un fin de semana de contrastes climáticos. Mientras el sol domina el pronóstico con temperaturas que podrían alcanzar los 38°C el domingo 17 de agosto, la amenaza de chubascos aislados y tormentas vespertinas se cierne sobre la ciudad, creando una atmósfera de expectativa y precaución. Esta dualidad meteorológica, típica del fin del verano en la región, nos recuerda la volatilidad del clima en zonas semiáridas como la nuestra. Imaginen: un domingo que comienza con un sol radiante, ideal para disfrutar de actividades al aire libre, pero que al caer la tarde podría sorprendernos con la furia de una tormenta repentina. Protección Civil de Nuevo León ya ha emitido alertas, recomendando a la población mantenerse informada y preparada ante cualquier eventualidad.

Este baile entre el calor extremo y las posibles precipitaciones nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención. No podemos bajar la guardia. Si planeamos actividades al aire libre, es fundamental consultar los pronósticos meteorológicos actualizados y tener un plan B en caso de que el cielo decida descargar su furia. Mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol durante las horas pico y contar con un refugio seguro en caso de tormenta son medidas esenciales para proteger nuestra salud y bienestar.

El termómetro no miente: se espera que el domingo amanezca con una temperatura agradable de 25°C, pero a medida que avance el día, el calor se intensificará hasta alcanzar los 38°C. Un escenario perfecto para disfrutar de una refrescante albercada, pero con la prudencia de estar atentos a cualquier cambio en el cielo. La noche traerá un ligero alivio, con temperaturas alrededor de los 29°C, pero la incertidumbre sobre la posible llegada de las lluvias se mantendrá latente.

Más allá del domingo, la semana que comienza se presenta con un panorama similar. El lunes 18 de agosto, el sol brillará con fuerza, repitiendo el patrón de temperaturas entre los 25°C y los 38°C. El martes 19, aunque se mantiene el calor intenso, se introduce un factor de incertidumbre: un 20% de probabilidad de precipitaciones. Esto nos recuerda que el clima es impredecible y que debemos estar preparados para cualquier escenario.

Mientras tanto, en el océano Atlántico, el huracán Erin alcanza la categoría 4, un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la importancia de mantenerse informado sobre los fenómenos meteorológicos, incluso aquellos que aparentemente están lejos de nuestras costas. En Monterrey, la combinación de calor extremo y la posibilidad de tormentas nos invita a la prudencia y a la planificación. Disfrutemos del verano, pero con responsabilidad y con la mirada puesta en el cielo.