
17 de agosto de 2025 a las 21:00
Adiós Alucin: su último y polémico mensaje
La repentina muerte de Camilo Ochoa Delgado, "El Alucin", ha conmocionado al mundo digital y ha reavivado el debate sobre la peligrosa línea que separa la vida real de la virtual, especialmente cuando se trata de temas tan delicados como el narcotráfico. El influencer, de 42 años, construyó su fama en redes sociales compartiendo historias y anécdotas que lo vinculaban al Cártel de Sinaloa, específicamente a la facción de "Los Chapitos". Si bien nunca se confirmó oficialmente su pertenencia al grupo criminal, sus relatos, llenos de detalles sobre el funcionamiento interno del cártel y exhibiciones de un estilo de vida ostentoso –ropa de marca, joyas, relojes, múltiples teléfonos celulares–, captaron la atención de miles de seguidores, a la vez que generaban controversia y le granjeaban no pocos enemigos.
La tarde del sábado 16 de agosto, la vida de "El Alucin" se apagó abruptamente en un departamento del estado de Morelos. Las primeras versiones apuntan a un ataque directo: un hombre habría ingresado a la vivienda y disparado contra Ochoa Delgado hasta dejarlo sin vida. Este trágico final, lamentablemente, no resulta del todo sorprendente considerando el contexto en el que se desenvolvía el influencer. A principios de año, su nombre apareció en un volante distribuido en Culiacán, junto al de otros influencers y cantantes, señalados como presuntos colaboradores de "Los Chapitos". En ese mismo volante figuraba el nombre de Gail Castro, también influencer y quien, hace apenas unos meses, fue asesinado a tiros en Ensenada, Baja California. La coincidencia es escalofriante y plantea interrogantes sobre la posible conexión entre ambos crímenes.
Horas antes de su muerte, "El Alucin" realizó una transmisión en vivo en Instagram, un video que ahora se analiza con lupa en busca de pistas. En la grabación, se ve al influencer con la despreocupación propia de quien se prepara para una salida nocturna. Presume su colección de gorras –"tengo como 360 y ando queriendo ver si compro otras"–, muestra dos de sus varios teléfonos celulares y canta canciones de Natanael Cano. Incluso, en un gesto que ahora resulta estremecedor, pide a sus seguidores que le envíen más comentarios negativos, "aunque sea para que sigan creciendo las estadísticas y siga monetizando más". ¿Premonición? ¿Desafío? Las últimas palabras de "El Alucin" resuenan con una perturbadora ambigüedad.
La Fiscalía de Morelos ha iniciado una carpeta de investigación para esclarecer los hechos y dar con los responsables. Mientras tanto, en redes sociales y medios locales circulan diversas versiones, la mayoría apuntando a un ajuste de cuentas. Sin embargo, hasta que las autoridades no confirmen el móvil del crimen, todo queda en el terreno de la especulación. Lo que sí es innegable es que la muerte de "El Alucin" deja al descubierto los riesgos que conlleva la exhibición de una vida ligada al mundo del narcotráfico, especialmente en el volátil universo de las redes sociales, donde la línea entre la realidad y la ficción se difumina con facilidad. El caso plantea, además, una reflexión sobre la responsabilidad de las plataformas digitales en la difusión de contenidos que pueden incitar a la violencia o glorificar la actividad criminal. La tragedia de "El Alucin" es un recordatorio de que las consecuencias de jugar con fuego, incluso en el mundo virtual, pueden ser devastadoras.
Fuente: El Heraldo de México