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16 de agosto de 2025 a las 04:25

Un santuario natural une a México, Guatemala y Belice

Un hito histórico se ha escrito en la conservación ambiental con la firma de un acuerdo trilateral entre México, Guatemala y Belice. La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, junto al Presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, y el Primer Ministro de Belice, John Antonio Briceño, han unido fuerzas para proteger 5.7 millones de hectáreas del invaluable ecosistema de la Gran Selva Maya, creando el Corredor Biocultural que lleva su nombre. Este ambicioso proyecto no solo busca preservar la riqueza natural de la región, sino también impulsar un desarrollo sostenible que beneficie a las comunidades locales, reconociendo el profundo vínculo entre la naturaleza, la cultura y el progreso.

La magnitud de esta iniciativa es asombrosa. Imaginen un territorio que abarca 12 áreas naturales protegidas de México, 27 de Guatemala y 11 de Belice, un verdadero mosaico de biodiversidad donde el jaguar, la guacamaya roja, el tapir y el emblemático quetzal, entre otras 7 mil especies, encuentran refugio. De estas, 200 se encuentran en categoría de riesgo, 50 son consideradas prioritarias y 250 son endémicas de México, un tesoro biológico que ahora cuenta con un escudo protector reforzado por la cooperación internacional.

Más allá de la preservación de especies, este acuerdo se enfoca en la colaboración activa entre los tres países. Se compartirá información crucial, tecnología de vanguardia y entrenamiento especializado en áreas clave como el manejo integrado del fuego, el combate a la tala ilegal y la deforestación. Además, se promoverá la gestión sostenible de los recursos maderables y no maderables, asegurando que las comunidades locales, guardianas ancestrales de estos territorios, se beneficien directamente de su aprovechamiento responsable.

El simbolismo de este acuerdo se ve reforzado por la declaración del 15 de agosto como el Día de la Gran Selva Maya, un recordatorio permanente de la importancia de este ecosistema para la región y el mundo. Asimismo, la creación del premio "Mérito a la Conservación" reconoce y honra la labor incansable de quienes dedican sus vidas a proteger la naturaleza. Este reconocimiento no solo celebra a los individuos, sino que también inspira a las futuras generaciones a seguir sus pasos.

La participación social es un pilar fundamental de esta iniciativa. Se reconoce el papel crucial de las comunidades indígenas mayas y afrodescendientes como protectoras históricas de la selva, integrándolas en la toma de decisiones y en la gestión del Corredor Biocultural. Su sabiduría ancestral y su profundo conocimiento del entorno son invaluables para garantizar la sostenibilidad del proyecto.

Este acuerdo no es solo un pacto entre naciones, es una promesa de futuro. Es un ejemplo de cómo la cooperación internacional puede trascender las fronteras políticas para alcanzar objetivos comunes. Es una invitación al mundo a unirse a esta visión, a reconocer que la protección del medio ambiente y el respeto a la diversidad cultural son valores universales que nos benefician a todos. Es un legado para las futuras generaciones, un testimonio de que la conservación y el desarrollo sostenible pueden ir de la mano, construyendo un futuro donde la naturaleza y la humanidad prosperen en armonía.

Fuente: El Heraldo de México