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17 de agosto de 2025 a las 02:25

¿Trump traicionó a Ucrania?

La tensión se palpa en el aire. El encuentro en Alaska entre Donald Trump y Vladimir Putin ha dejado un reguero de incertidumbre y especulación que recorre el mundo. La posibilidad de "concesiones sobre fronteras y territorios", palabras del propio Trump, ha encendido todas las alarmas, especialmente en Kiev. ¿Estamos ante un posible escenario de cesión ante las exigencias del Kremlin? La sombra de un intercambio territorial planea sobre el tablero geopolítico, un movimiento que podría redibujar el mapa de Europa y dejar a Ucrania en una posición vulnerable.

El argumento de Putin, repetido hasta la saciedad, resuena con la fuerza de la historia manipulada: Ucrania como parte inseparable de la "geografía histórica de Rusia". Una narrativa que justifica la invasión, la ocupación y el sufrimiento, escudándose en la expansión de la OTAN. "Rusos y ucranianos son un solo pueblo", afirma Putin, evocando un pasado soviético que muchos creían enterrado. Un pasado que ahora se utiliza como arma arrojadiza para justificar ambiciones territoriales que se remontan a 2014, con la anexión de Crimea y el conflicto en el Donbass. Territorios que Kiev, con la fiereza de quien defiende su hogar, jura recuperar.

La inquietud se extiende más allá de las fronteras ucranianas. Diplomáticos experimentados, como Daniel Fried, advierten sobre el riesgo de que Trump, con su estilo impredecible y su tendencia a los acuerdos grandilocuentes, caiga en las redes de Putin. Un acuerdo desventajoso para Ucrania, un sacrificio en el altar de la geopolítica. Se habla de una "línea de armisticio", un reconocimiento de facto de las ganancias territoriales rusas. Una solución que, si bien podría detener la sangría de la guerra, dejaría una herida abierta en el corazón de Europa. Garantías de seguridad para Kiev, negociaciones sobre sanciones y límites militares… Piezas de un complejo rompecabezas que aún no encajan.

La amenaza de "consecuencias severas" pronunciada por Trump contra Moscú si no se acepta un alto el fuego, se pierde en la niebla de su historial errático. ¿Un farol? ¿Una estrategia calculada? La incertidumbre es la moneda de cambio en este juego de poder. Europa observa con recelo, contemplando la posibilidad de un acuerdo unilateral entre Trump y Putin, un pacto centrado en contratos energéticos y control de armas que deje de lado el conflicto ucraniano. O peor aún, un escenario de fracaso, la admisión de que la paz entre Moscú y Kiev sigue siendo un espejismo.

Mientras tanto, la vida en Ucrania continúa bajo el peso de la guerra. La ocupación rusa, una realidad tangible que abarca casi una quinta parte del país. La resistencia ucraniana, un símbolo de valentía frente a la adversidad. Y en el horizonte, la sombra alargada de la Cumbre de Alaska, un encuentro que podría marcar el destino de una nación y el futuro de la paz en Europa. Un futuro que, por ahora, se presenta incierto y lleno de interrogantes.

Fuente: El Heraldo de México