La sombra de la extorsión se cierne nuevamente sobre Pergatuzoo, el albergue que ha dedicado años a rescatar y cuidar animales en situación vulnerable. Miguel Ángel Vargas Hernández, director del refugio, alza la voz una vez más para denunciar la pesadilla que viven, un infierno de amenazas y presiones por parte del crimen organizado que, lejos de cesar, parece intensificarse con el tiempo. En una entrevista desgarradora concedida a Informativo Fin de Semana de El Heraldo Radio, Vargas Hernández pintó un panorama sombrío, donde la impunidad y la corrupción parecen ser los verdaderos depredadores.

La exigencia de un “derecho de piso” de 25 mil pesos mensuales, una cifra exorbitante para un albergue que subsiste gracias a la solidaridad de la gente, es una espada de Damocles que pende sobre el futuro de cientos de animales. Este monto, imposible de cubrir sin comprometer el bienestar de las criaturas rescatadas, pone al refugio al borde del colapso. ¿Cómo alimentar, medicar y cuidar a tantos seres vivos bajo el peso asfixiante de la extorsión? La pregunta resuena con la misma angustia que se refleja en el rostro de Miguel Ángel Vargas.

La denuncia va más allá de la simple extorsión. Apunta directamente a la posible complicidad de funcionarios y miembros de las fuerzas policiales. Vargas Hernández relató cómo, en ocasiones anteriores, se detuvo a los responsables, descubriendo la implicación de agentes del orden en la trama. Sin embargo, la situación, lejos de resolverse, se ha agravado. La impunidad parece ser el escudo protector de estos delincuentes, permitiéndoles actuar con total descaro. Un ataúd dejado a las puertas del refugio es el macabro mensaje que recibieron recientemente, una clara muestra de la escalada de violencia y amenazas que sufren.

El caso de la camioneta de su sobrino, asegurada injustamente el pasado 18 de junio y aún sin devolver, añade otra capa de injusticia a esta compleja situación. La Fiscalía de la Ciudad de México concentra ahora la investigación, pero la lentitud del proceso genera desesperación e impotencia. Cada día que pasa sin respuestas, es un día más de angustia para los animales del refugio y para quienes luchan incansablemente por su bienestar.

El llamado desesperado de Miguel Ángel Vargas Hernández a las autoridades estatales y federales, incluso al Gobierno de México, es un grito de auxilio que no puede ser ignorado. Se necesita acción inmediata para detener esta injusticia, para proteger a los animales y a quienes los cuidan, y para enviar un mensaje claro: la impunidad no puede ser la norma. Pergatuzoo necesita el apoyo de todos para sobrevivir.