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16 de agosto de 2025 a las 22:25

Niñera secuestra niña en Teotihuacán

La angustia que una madre puede experimentar al desconocer el paradero de su hija es indescriptible. Imaginen por un momento la desesperación de aquella mujer que, tras dejar a su pequeña al cuidado de una conocida, regresa a casa solo para encontrar un vacío desolador. Su hija no está. La persona a quien confió su tesoro más preciado, tampoco. Es una escena que hiela la sangre, que nos recuerda la fragilidad de la seguridad y la importancia de la confianza, una confianza que en este caso, fue brutalmente traicionada.

Este caso, ocurrido en el municipio de Tonanitla, Estado de México, nos conmueve y nos alarma. La madre, con la premura que la desesperación imprime en cada paso, se comunica con la cuidadora, Isela “N”. La respuesta que recibe, lejos de tranquilizarla, la hunde en un pozo más profundo de incertidumbre. Isela “N” confiesa estar en un hotel con la niña y exige dinero a cambio de su regreso. Una extorsión cruel que se suma al dolor de la separación. El dinero, en ese momento, se convierte en un detalle insignificante frente al bienestar de la pequeña. Pero el pago no garantiza el retorno. Isela “N” desaparece con la niña, dejando a la madre sumida en la angustia y la impotencia.

Ante la falta de noticias y la creciente desesperación, la madre acude a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM). Allí, con la voz entrecortada por la angustia, relata los hechos, presenta la denuncia y deposita su esperanza en las manos de la justicia. Comienza entonces una carrera contra el tiempo, una investigación que moviliza a los agentes ministeriales en la búsqueda de la menor. Cada minuto cuenta, cada pista es crucial. La incertidumbre se convierte en el pan de cada día para la madre, que se aferra a la esperanza de volver a abrazar a su hija.

La investigación, llevada a cabo con la diligencia y la sensibilidad que el caso amerita, da sus frutos. Tras intensas labores de inteligencia y rastreo, la FGJEM logra ubicar a la menor en el municipio de Teotihuacán, un lugar distante de su hogar, un lugar donde la esperanza parecía haberse desvanecido. Junto a ella se encuentran Isela “N” y un hombre identificado como Eduardo Rafael “N”. La detención de ambos es inmediata. El alivio que experimenta la madre al saber a su hija a salvo es inimaginable. Un alivio que se mezcla con la indignación y la rabia ante la traición y el peligro al que fue expuesta su pequeña.

La menor, rescatada del cautiverio, es entregada a su madre en las instalaciones del Ministerio Público. El reencuentro, cargado de emociones, marca el fin de una pesadilla y el inicio del proceso de recuperación. Mientras tanto, Isela “N” y Eduardo Rafael “N” enfrentan cargos por privación de la libertad. La justicia tomará su curso y determinará la responsabilidad de cada uno en este lamentable suceso.

Este caso nos recuerda la importancia de estar alerta, de cuidar a nuestros niños y de denunciar cualquier situación sospechosa. La solidaridad y la colaboración ciudadana son fundamentales para combatir este tipo de delitos y proteger a los más vulnerables. La pronta actuación de la FGJEM, en este caso, demuestra la eficacia de las instituciones cuando se trabaja con compromiso y dedicación. Que este caso sirva como ejemplo de la importancia de la denuncia y de la esperanza que nunca debemos perder, incluso en los momentos más oscuros. La justicia, aunque a veces tarde, llega. Y con ella, la posibilidad de un nuevo comienzo, un futuro libre del miedo y la incertidumbre.

Fuente: El Heraldo de México