El mundo de la belleza se encuentra sumido en una profunda tristeza tras la repentina partida de Kseniya Alexandrova, Miss Rusia 2017. Su fallecimiento, acaecido el pasado 12 de agosto, ha dejado un vacío inmenso en quienes la conocieron y admiraron, tanto por su deslumbrante belleza como por su inteligencia y espíritu filantrópico. La noticia, confirmada por la organización Miss Universo, ha resonado en las redes sociales, donde miles de seguidores expresan su dolor y comparten recuerdos de la joven reina.

Su historia, truncada de manera tan abrupta, es un recordatorio de la fragilidad de la vida. Kseniya, una joven moscovita nacida en 1994, comenzó su carrera en el modelaje a los 19 años, fichada por la agencia Modus Vivendi, quienes la recuerdan como una fuente de inspiración, llena de talento y brillo propio. Su paso por las pasarelas la llevó a conquistar el título de Miss Rusia en 2017, un logro que la catapultó al escenario internacional, representando a su país en Miss Universo ese mismo año.

Más allá de su belleza exterior, Kseniya cultivó su intelecto con una dedicación admirable. Graduada en Finanzas y Crédito por la Universidad de Economía de Plekhanov en 2016, años después obtendría un título en Psicología por la Universidad Estatal Pedagógica de Moscú, especializándose como terapeuta en psicodrama. Su sed de conocimiento la llevó también a la Escuela Superior de Cine y Televisión Ostankino en 2020, demostrando una inquietud intelectual que la hacía destacar aún más.

Su vida personal, aunque mantenida con discreción, se vio iluminada por el amor. En marzo de este año, Kseniya contrajo matrimonio en una ceremonia que compartió con sus seguidores en redes sociales. La felicidad de aquel momento contrasta dolorosamente con la tragedia que se cerniría sobre ella tan solo unos meses después.

El fatídico accidente del 5 de julio, en el que un alce irrumpió en la carretera provocando la colisión del vehículo en el que viajaba con su esposo, marcó el inicio de una angustiosa batalla por su vida. Mientras su esposo, Ilya, sufrió una herida en la cabeza, Kseniya padeció una grave lesión craneoencefálica que la obligó a ingresar en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Rzhev. Posteriormente, fue trasladada al Instituto de Investigación de Atención de Emergencias Sklifosovsky en Moscú, donde permaneció en coma profundo.

A pesar de haber recuperado la conciencia en algún momento, su estado de salud se deterioró drásticamente. Según el desgarrador testimonio de su esposo, la meningitis que inicialmente la aquejaba evolucionó hacia una inflamación cerebral severa, complicándose con una sepsis que finalmente le arrebató la vida. A pesar de los esfuerzos médicos por reanimarla, Kseniya no pudo superar la gravedad de su estado.

Su partida deja un profundo vacío en el mundo de la belleza y en el corazón de quienes la conocieron. Su legado, sin embargo, trasciende las pasarelas y los concursos. Kseniya Alexandrova será recordada como una mujer de belleza integral, que combinó la gracia y el carisma con una inteligencia excepcional y una búsqueda constante de conocimiento. Su historia, aunque trágicamente interrumpida, servirá de inspiración para las futuras generaciones.