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15 de agosto de 2025 a las 09:25

Sheinbaum: ¿En problemas?

La sombra del dron estadounidense sobrevolando territorio mexicano desata una serie de interrogantes incómodas que van más allá de la simple solicitud gubernamental. La inquietante posibilidad de que estas incursiones se realicen sin consentimiento alguno abre un abismo de incertidumbre y vulnerabilidad. Si bien la versión oficial apunta a una cooperación bilateral, la opacidad que rodea estas operaciones alimenta la desconfianza y la sospecha. ¿Hasta qué punto la necesidad justifica la cesión de soberanía? El gobierno de Sheinbaum se encuentra en la cuerda floja de un complejo juego geopolítico, obligado a mantener un equilibrio precario entre la presión de un Estados Unidos cada vez más autoritario y la dependencia económica vital para el país.

El discurso triunfalista de Trump, jactándose de la obediencia de México y Canadá, no solo resulta ofensivo, sino que pone al descubierto la asimetría inherente a la relación bilateral. Más allá de la retórica grandilocuente, se esconde una realidad ineludible: la diferencia abismal en términos de poderío militar y económico. México, atado de pies y manos por la necesidad, se ve forzado a ceder terreno en aras de preservar una relación comercial esencial para su subsistencia. Sin embargo, esta sumisión tiene un costo, un costo que se traduce en la erosión de la soberanía nacional y la perpetuación de una dinámica de dependencia.

La situación se complica aún más al considerar el contexto interno. La gobernabilidad del país se ve amenazada por la omnipresencia del crimen organizado, con sus tentáculos infiltrando las esferas del poder local e incluso alcanzando niveles superiores. A esto se suman las divisiones internas dentro del partido gobernante, fragmentado entre la nostalgia del liderazgo anterior y la pragmática adaptación al presente. En este escenario de fragilidad, la economía mexicana, altamente dependiente de Estados Unidos, se convierte en el talón de Aquiles del gobierno de Sheinbaum. La corrupción y el narcotráfico, problemas endémicos que corroen las entrañas del país, exacerban la vulnerabilidad ante las presiones externas.

El desafío que enfrenta México no es simplemente la arrogancia imperialista de Trump, sino la encrucijada histórica en la que se encuentra. La economía lo ata, la geopolítica lo obliga. Ambas son armas de doble filo que limitan el margen de maniobra. El dispendio de recursos en quimeras y aventuras provechosas, herencia de un siglo de vaivenes políticos entre la "democracia liberal" y la "democracia dirigida," ha llegado a su límite. Es imperativo un cambio de rumbo, una estrategia que priorice la soberanía nacional y el bienestar del pueblo mexicano por encima de los intereses extranjeros. El futuro de México depende de la capacidad de romper las cadenas de la dependencia y construir un camino propio, un camino que garantice la justicia, la seguridad y la prosperidad para todos sus ciudadanos. La pregunta es: ¿Tendrá el gobierno de Sheinbaum la valentía y la visión para emprender este camino? El tiempo, implacable, dictará sentencia.

Fuente: El Heraldo de México