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15 de agosto de 2025 a las 12:40

Presidenta minimiza alertas

El optimismo de la presidenta Claudia Sheinbaum respecto al impacto de las alertas de viaje emitidas por Estados Unidos contrasta con la creciente preocupación que genera la inclusión, por primera vez, del riesgo de violencia por terrorismo en dichas advertencias. Si bien las cifras presentadas por la jefa de gobierno, 47.4 millones de visitantes entre enero y junio de 2025, frente a los 41.7 millones del mismo periodo en 2024, pintan un panorama alentador para el turismo nacional, la pregunta que queda en el aire es si esta tendencia se mantendrá a la luz de las nuevas advertencias. ¿Es acaso una apuesta arriesgada minimizar la influencia de estas alertas en la percepción de seguridad de los potenciales turistas?

El argumento de la mandataria se centra en el aumento no solo del número de visitantes, sino también en la duración de sus estancias, que pasó de 21.8 días a 23.4, y en el incremento del gasto turístico. Datos que, sin duda, reflejan la atractiva oferta turística de México y confirman la afirmación de que “México está de moda”. Sin embargo, la realidad es compleja y no puede simplificarse a cifras alentadoras. La seguridad es un factor determinante para cualquier viajero y las alertas, independientemente de su impacto inmediato, siembran una semilla de duda que puede germinar en decisiones futuras.

El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos, que señala la presencia de terrorismo, delincuencia organizada y secuestro en 30 de los 32 estados mexicanos, no puede ser ignorado. La inclusión de la Ciudad de México en la lista de zonas de riesgo, un destino tradicionalmente considerado seguro, añade un elemento preocupante a la ecuación. La declaración previa de organizaciones criminales mexicanas como grupos terroristas por parte de Estados Unidos contextualiza la gravedad de la situación y refuerza la validez de las alertas.

Ante este panorama, es crucial que las autoridades mexicanas no se limiten a presentar cifras optimistas, sino que implementen estrategias concretas para abordar las preocupaciones legítimas de seguridad. La promoción turística debe ir de la mano con acciones que garanticen la seguridad de los visitantes y transmitan un mensaje de confianza a la comunidad internacional. Minimizar la importancia de las alertas puede interpretarse como una falta de sensibilidad ante un problema real que afecta la percepción de México como destino turístico. El reto es demostrar con hechos que la seguridad es una prioridad y que el país está trabajando activamente para combatir la delincuencia y el terrorismo. Solo así se podrá mantener el auge turístico y consolidar la imagen de México como un destino atractivo y seguro. El tiempo dirá si el optimismo de la presidenta Sheinbaum se sostiene frente a la realidad de la inseguridad y la creciente preocupación internacional.

Fuente: El Heraldo de México