
15 de agosto de 2025 a las 20:40
Paz, no armas: El llamado del Papa León XIV
La luminosidad del sol romano bañó la Plaza de la Libertad de Castel Gandolfo mientras la voz del Papa León XIV resonaba, llevando consigo un mensaje de esperanza en la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Miles de fieles, congregados ante la imponente fachada del Palacio Apostólico, escuchaban con atención las palabras del Santo Padre, que describía a María como un "icono de esperanza para sus hijos peregrinos en la historia".
La figura de María, explicó el Papa, se entrelaza inseparablemente con la de la Iglesia, formando un único misterio de amor y libertad. Al igual que Jesús aceptó su destino divino con un "sí", María también pronunció su propio "sí", creyendo firmemente en la palabra del Señor. Este acto de fe, un acto de entrega absoluta, marcó el inicio de un peregrinaje de esperanza que la acompañó a lo largo de su vida junto a su hijo, un camino que, a través del sacrificio de la cruz y la gloriosa resurrección, la condujo finalmente a la patria celestial, al abrazo eterno de Dios.
El Papa León XIV, con la mirada puesta en los rostros esperanzados de los presentes, enfatizó la profunda conexión entre el misterio de María, la mujer que dio carne al Hijo de Dios, y el misterio de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo. Dos realidades unidas por el mismo hilo conductor: el amor incondicional y la libertad que nace de la fe. María, en su camino de fe y obediencia, se convierte en un ejemplo para todos los creyentes, un faro que ilumina el sendero a menudo tortuoso de la vida.
Tras el rezo del Ángelus, el Santo Padre elevó una sentida plegaria por la paz en el mundo, invocando la intercesión de la Virgen María, asunta a los cielos. “Como Madre”, expresó con voz conmovida, “sufre por los males que afligen a sus hijos, especialmente a los más pequeños y vulnerables”. Recordó las numerosas ocasiones a lo largo de la historia en que María, a través de apariciones y mensajes, ha manifestado su preocupación por la humanidad. Su presencia maternal, constante e inquebrantable, se convierte en un consuelo en medio de las tribulaciones y un llamado a la esperanza.
Con una firmeza que resonó en toda la plaza, el Papa León XIV instó a los presentes a no resignarse a la lógica del conflicto y las armas. "Con María", proclamó, "creemos que el Señor continúa socorriendo a sus hijos, recordándose de su infinita misericordia". En estas palabras, se condensaba un mensaje crucial para el mundo actual: sólo a través de la misericordia, del perdón y de la comprensión mutua, es posible encontrar el camino hacia la paz, un camino que, aunque a veces parezca lejano e inalcanzable, se ilumina con la esperanza que emana de la figura de María, Madre de Dios y Madre de la humanidad. Un camino que, siguiendo su ejemplo de fe y amor, todos estamos llamados a recorrer.
Fuente: El Heraldo de México