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15 de agosto de 2025 a las 16:30
Oaxaca tiembla: Dos sismos en la madrugada
La tierra oaxaqueña volvió a temblar. Dos veces en una misma madrugada. La tranquilidad del viernes 15 de agosto se vio interrumpida por dos movimientos telúricos, ambos con una magnitud de 4.1, registrados por el Servicio Sismológico Nacional (SSN). Si bien la magnitud no fue suficiente para activar la alerta sísmica, estos eventos nos recuerdan la constante actividad sísmica de la región y la importancia de estar preparados.
Aunque ambos sismos compartieron la misma magnitud, sus epicentros fueron distintos, demostrando la complejidad de las fuerzas tectónicas en la zona. El primero, a las 2:50 am, tuvo su origen al sur de Loma Bonita, a una profundidad considerable de 91.7 kilómetros. Imaginen la energía liberada a esa profundidad, propagándose a través de las capas terrestres hasta alcanzar la superficie. Horas más tarde, a las 4:19 am, un nuevo temblor sacudió la tierra, esta vez con epicentro al sur de Salina Cruz, a una profundidad mucho menor, de tan solo 16.1 kilómetros. Esta diferencia en la profundidad explica por qué, a pesar de la misma magnitud, la percepción del sismo puede variar. Un sismo más superficial suele sentirse con mayor intensidad, aunque la energía liberada sea la misma.
El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), un complejo sistema de monitoreo y alerta temprana, no se activó en ninguno de los dos casos. Es importante entender que la activación de la alerta depende de una combinación de factores, principalmente la magnitud y la distancia del epicentro. En este caso, la magnitud de 4.1, sumada a la ubicación de los epicentros, no alcanzó los parámetros necesarios para desencadenar la alerta. Recordemos que el SASMEX está diseñado para alertar sobre sismos potencialmente destructivos, dando valiosos segundos para tomar medidas de seguridad.
El origen de estos movimientos telúricos, como el de todos los sismos, reside en el interior de la Tierra. Según el Instituto de Geofísica de la UNAM, la inmensa presión y las altas temperaturas provocan el rompimiento de las rocas, liberando energía acumulada en forma de ondas sísmicas. Estas ondas viajan a través del planeta, y cuando llegan a la superficie, las percibimos como temblores. Oaxaca, ubicada en una zona de alta actividad sísmica, es testigo frecuente de estos fenómenos naturales.
Las estadísticas del SSN, con corte al 14 de agosto, revelan una cifra impactante: 21,074 sismos registrados en lo que va del 2025. La gran mayoría, 15,513, se ubicaron en el rango de magnitud entre 3 y 3.9. Si bien solo dos sismos superaron la magnitud 6, ninguno rebasó el 6.9. Estos datos nos recuerdan la constante actividad sísmica del país y la importancia de la prevención.
Ante esta realidad, es fundamental seguir las recomendaciones de Protección Civil: mantener la calma, ubicar las zonas de seguridad, alejarse de ventanas y objetos que puedan caer, y tener a la mano una mochila de emergencia. La preparación es nuestra mejor herramienta ante la imprevisibilidad de la naturaleza. No debemos subestimar ningún sismo, por pequeño que parezca. Cada uno de ellos es un recordatorio de la fuerza de la Tierra y la necesidad de estar siempre alerta. Informarse, prepararse y actuar con responsabilidad son las claves para proteger nuestra vida y la de nuestros seres queridos.
Fuente: El Heraldo de México