
15 de agosto de 2025 a las 09:25
Navegando la incertidumbre: México en 2024
A seis meses de haber iniciado el año, el panorama económico y político de México se presenta complejo y con retos considerables. La incertidumbre generada por la interrelación de estos dos ámbitos ha impactado las decisiones de inversión y, por ende, los indicadores económicos. Si bien el pronóstico de crecimiento del PIB para 2025 se mantiene en un modesto 0.6%, según HR Ratings, es importante destacar que esta cifra representa una mejora en comparación con las proyecciones iniciales, que incluso apuntaban a un crecimiento nulo o negativo. Esta ligera mejora, impulsada por diversos factores, ofrece un respiro, aunque no elimina la preocupación por la posibilidad de estanflación, un escenario que combina bajo crecimiento con alta inflación.
Este panorama nos obliga a analizar con detenimiento las variables en juego. La contención del gasto público, aunque ha contribuido a mantener la deuda neta y el déficit financiero dentro de los parámetros presupuestados, plantea interrogantes sobre su impacto a largo plazo en áreas cruciales como infraestructura y desarrollo social. La apreciación del peso frente al dólar, si bien favorable en el corto plazo, podría afectar la competitividad de las exportaciones mexicanas.
El espectro de las tensiones comerciales, materializado en la amenaza constante de aranceles, sigue siendo una fuente de inquietud para los inversionistas. Aunque el impacto de los aranceles recientemente acordados con Japón y la Unión Europea podría ser mínimo si se aplican a productos fuera del T-MEC, la incertidumbre persiste. La revisión a fondo del T-MEC prevista para finales de este año y el próximo, se perfila como un factor crucial que podría tener consecuencias significativas para la economía mexicana, dependiendo de los resultados de dicha revisión.
Más allá de las cifras macroeconómicas, es fundamental comprender las dinámicas políticas que subyacen a la situación actual. La polarización política y las tensiones sociales añaden complejidad al panorama y dificultan la implementación de políticas económicas a largo plazo. El desafío para el gobierno radica en encontrar un equilibrio entre la necesidad de mantener la estabilidad macroeconómica y la urgencia de atender las demandas sociales.
En este contexto, la toma de decisiones se vuelve crucial. Las medidas que se implementen en los próximos meses no sólo determinarán el rumbo de la economía en el corto plazo, sino que también sentarán las bases para el desarrollo futuro del país. Se requiere un enfoque estratégico que considere tanto las variables económicas como las políticas, y que priorice la creación de un ambiente propicio para la inversión, la innovación y el crecimiento sostenible. La tarea no es sencilla, pero es fundamental para asegurar el bienestar de todos los mexicanos.
Ricardo Gallegos, Director General Adjunto de Análisis Económico en HR Ratings, nos invita a mantener una perspectiva vigilante y analítica frente a estos desafíos. La complejidad del escenario exige una comprensión profunda de las interrelaciones entre los factores políticos y económicos, y una capacidad de adaptación ante los cambios constantes. El futuro de México dependerá, en gran medida, de la capacidad del gobierno y de la sociedad en su conjunto para enfrentar estos retos con visión, responsabilidad y determinación. El camino hacia un futuro próspero requiere un esfuerzo conjunto y una apuesta decidida por el diálogo, la cooperación y la construcción de consensos.
Fuente: El Heraldo de México