
15 de agosto de 2025 a las 12:15
Laguneros pierden empleos por cierre de plantas
La sombra del cierre se cierne sobre La Laguna. La noticia del inminente cese de operaciones de Wrangler en la región ha resonado como un trueno, dejando a su paso la incertidumbre y la preocupación en más de dos mil familias. El anuncio, que confirma el cierre escalonado de las cuatro plantas ubicadas en Torreón, Coyote, La Rosita y San Pedro, ha generado una ola de reacciones que van desde la tristeza hasta la indignación. Un gigante textil, que durante 25 años echó raíces en la Comarca Lagunera, se despide dejando un vacío difícil de llenar.
Desde su llegada en 1996, con una modesta plantilla de 35 empleados, Wrangler se convirtió en un símbolo de progreso y estabilidad para la región. Su crecimiento fue exponencial, expandiéndose a diferentes municipios y consolidándose como un pilar de la industria textil local. Miles de trabajadores encontraron en la empresa no solo un sustento, sino también la oportunidad de desarrollar una carrera profesional en el sector. La especialización en costura de pantalones en las plantas de San Pedro, La Rosita y Coyote, y el enfoque en corte y lavandería en la de Torreón, conformaron una cadena productiva que impulsó el desarrollo económico de la zona. Además, la empresa no solo se limitó a la producción, sino que también se involucró en diversas acciones de apoyo social, dejando una huella imborrable en la comunidad.
Sin embargo, la historia de éxito se ha visto empañada en los últimos años por una serie de dificultades económicas que han llevado a recortes de personal tanto en áreas operativas como gerenciales. El cierre de la planta de Allende en 2018, que concentró la producción en La Laguna, fue una señal de alerta que muchos interpretaron como un preludio de lo que hoy se confirma. La decisión de la empresa, basada en una "evaluación global de su cadena de suministro y un análisis estratégico de capacidad", deja entrever la compleja realidad del mercado globalizado, donde la búsqueda de la eficiencia y la reducción de costos a menudo se anteponen al bienestar de las comunidades locales.
La incertidumbre se apodera ahora de los trabajadores, quienes a pesar de la garantía de liquidaciones conforme a la ley, se enfrentan a un futuro incierto. La Secretaría del Trabajo de Coahuila ha anunciado medidas para mitigar el impacto del cierre, incluyendo la supervisión de los convenios de liquidación, la asesoría a los empleados y la organización de ferias de empleo para facilitar su reincorporación laboral. Sin embargo, la especialización de estos trabajadores en la industria textil limita sus opciones en un mercado laboral cada vez más competitivo. La pregunta que resuena en La Laguna es: ¿qué pasará con estas familias que durante años dedicaron su vida a la confección de los icónicos pantalones Wrangler?
El caso de Wrangler no es aislado. Refleja una tendencia preocupante en la que empresas globales reestructuran sus cadenas de producción, trasladando sus operaciones a regiones con costos más bajos, dejando a su paso comunidades enteras en la incertidumbre. La Laguna, una región con una larga tradición textil, se enfrenta ahora al reto de reinventarse, de diversificar su economía y de buscar nuevas oportunidades para sus habitantes. La salida de Wrangler es un duro golpe, pero también una llamada de atención para repensar el modelo de desarrollo y apostar por la creación de empleos más sostenibles y resilientes. El futuro de La Laguna depende de la capacidad de sus habitantes, de sus autoridades y del sector privado para unirse y construir un nuevo camino hacia la prosperidad.
Fuente: El Heraldo de México