
15 de agosto de 2025 a las 13:00
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Un respiro para el consumo, pero la sombra de la incertidumbre persiste. Los datos recién publicados por el Inegi, a través del Indicador Oportuno del Consumo Privado (IOCP), pintan un panorama con luces y sombras para la economía mexicana. Si bien se observa una ligera recuperación en junio y julio, con incrementos del 0.3% y 0.6% respectivamente, la comparación anual revela una realidad más compleja. La caída estimada del 0.4% en julio, tras descensos similares en mayo y junio, nos obliga a preguntarnos: ¿es este un simple bache en el camino o el preludio de una desaceleración más profunda?
El consumo, motor fundamental de la economía mexicana, se enfrenta a diversos desafíos. La inflación, aunque mostrando signos de moderación, continúa impactando el poder adquisitivo de las familias. El incremento en los precios de productos básicos, como alimentos y energéticos, obliga a los hogares a ajustar sus presupuestos, limitando el gasto en otros rubros. Este fenómeno se refleja en la cautela que observamos en el comportamiento del consumidor, quien prioriza las necesidades básicas sobre los gastos discrecionales.
El aumento en las tasas de interés, implementado por el Banco de México para combatir la inflación, también juega un papel importante en este escenario. Si bien esta medida busca estabilizar la economía a largo plazo, a corto plazo encarece el crédito, dificultando la adquisición de bienes duraderos, como automóviles y viviendas, y limitando la inversión de las empresas.
A pesar de este panorama complejo, existen algunos factores que podrían impulsar el consumo en los próximos meses. El crecimiento del empleo formal, la estabilidad del tipo de cambio y las remesas, que siguen llegando a niveles históricos, inyectan liquidez a la economía y sostienen el poder adquisitivo de un segmento importante de la población. Además, el dinamismo del sector turístico y la recuperación del mercado interno, tras la pandemia, también contribuyen a generar un ambiente más propicio para el consumo.
Sin embargo, la incertidumbre prevalece. Factores externos, como la desaceleración económica global y las tensiones geopolíticas, podrían impactar negativamente en las exportaciones mexicanas y en la inversión extranjera. En el ámbito interno, la persistencia de la inflación y la posibilidad de nuevas alzas en las tasas de interés representan un riesgo para la recuperación del consumo.
En este contexto, es fundamental que las autoridades implementen políticas públicas que promuevan el crecimiento económico, la generación de empleos y la estabilidad de precios. Asimismo, es crucial fomentar la confianza del consumidor, brindándole la certeza de que la economía se encuentra en un camino de recuperación sostenida. Solo así podremos superar este periodo de incertidumbre y asegurar un futuro próspero para todos los mexicanos. El consumo, como termómetro de la economía, nos indica que aún hay camino por recorrer para alcanzar una recuperación plena.
Fuente: El Heraldo de México