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15 de agosto de 2025 a las 14:35
Dron impacta corazón de niño: Madre exige justicia
La magia navideña se tiñó de tragedia en el corazón de Orlando. Lo que prometía ser una noche inolvidable, con 500 drones iluminando el cielo nocturno sobre el Lake Eola Park, se convirtió en una pesadilla para la familia Edgerton. Un fallo inexplicable en el espectáculo de luces, un dron rebelde que se desvió de su ruta, y la vida del pequeño Alexander, de tan solo siete años, cambió para siempre. La imagen idílica de la Navidad se transformó en la fría realidad de una sala de hospital, con Alexander luchando por su vida tras el impacto del dron en su frágil cuerpo.
El incidente, ocurrido el 21 de diciembre, dejó una profunda herida en la comunidad, que ahora se une para apoyar a la familia en estos momentos tan difíciles. Las luces festivas que adornaban la ciudad parecen haber perdido su brillo, opacadas por la sombra de la tragedia. Mientras Alexander pasaba la Navidad en la unidad de cuidados intensivos, sometido a una cirugía a corazón abierto, la indignación y la preocupación crecían entre los ciudadanos de Orlando.
La demanda interpuesta por Adriana Edgerton, madre del pequeño, es un grito desgarrador de justicia en medio del dolor. No se trata solo de una indemnización por los gastos médicos, que sin duda serán cuantiosos. Se trata de la irreparable pérdida de la inocencia, del trauma que marcará para siempre la vida de Alexander y su familia. Las lesiones, calificadas como “traumáticas y permanentes”, son un recordatorio constante de la noche en que la tecnología falló, y la magia se convirtió en horror.
La acusación de negligencia se cierne sobre la Ciudad de Orlando, la empresa organizadora Sky Elements LLC, los fabricantes de los drones y la compañía de software. La demanda alega que no se verificó el historial de seguridad de los proveedores, que el espectáculo se operó con personal insuficiente y que varios drones se desviaron de su ruta, violando el perímetro de seguridad. ¿Cómo pudo suceder algo así en un evento público, en un lugar destinado a la alegría y el esparcimiento familiar? ¿Dónde estaban los protocolos de seguridad que debían garantizar la integridad de los asistentes?
La falta de sistemas precisos de geocercado y apagado de emergencia en los drones se suma a la lista de presuntas negligencias. Estos sistemas, diseñados para evitar precisamente este tipo de incidentes, parecen haber brillado por su ausencia, dejando a Alexander a merced de un aparato fuera de control. La pregunta que resuena en la comunidad es: ¿cuántas tragedias más tendrán que ocurrir antes de que se tomen medidas realmente efectivas para garantizar la seguridad en el uso de esta tecnología?
Mientras la investigación avanza y la justicia toma su curso, la comunidad de Orlando se vuelca en apoyo a la familia Edgerton. Se han organizado colectas de fondos para ayudar a cubrir los gastos médicos y se han multiplicado las muestras de solidaridad y cariño. En medio del dolor y la incertidumbre, la solidaridad ciudadana se erige como un faro de esperanza, un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, la comunidad puede unirse para sanar las heridas y buscar un futuro más seguro para todos. La lucha de Alexander y su familia es la lucha de todos, una lucha por la responsabilidad, la justicia y la seguridad en un mundo cada vez más tecnológico.
Fuente: El Heraldo de México