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15 de agosto de 2025 a las 03:35

Despierta el Gigante Cósmico

En las vastas extensiones del cosmos, donde la oscuridad se entrelaza con la luz de miles de millones de estrellas, se esconde un enigma de proporciones descomunales. La galaxia conocida como la Herradura Cósmica, bautizada así por la peculiar distorsión óptica que la caracteriza, alberga en su corazón un gigante dormido: un agujero negro ultramasivo cuya masa desafía nuestra comprensión del universo. Un equipo internacional de astrónomos, liderado por brillantes mentes brasileñas, ha logrado una hazaña científica sin precedentes: medir con precisión la masa de este coloso cósmico, que se estima en 36.000 millones de veces la masa de nuestro propio Sol. Imaginen la fuerza gravitatoria de semejante monstruo, capaz de deformar el espacio-tiempo a su alrededor como si fuera una tela elástica.

Este descubrimiento, publicado recientemente en prestigiosas revistas científicas y corroborado por observaciones de altísima precisión, sitúa a este agujero negro entre los diez más masivos jamás detectados, y posiblemente, en el primer puesto del podio cósmico. La técnica empleada para esta medición combina la elegante teoría de las lentes gravitacionales con el estudio del movimiento estelar, una sinergia que ha permitido obtener un cálculo directo y robusto, despejando cualquier duda sobre la magnitud de este titán oscuro.

El profesor Thomas Collett, de la Universidad de Portsmouth y miembro clave del equipo de investigación, ha expresado su asombro ante la magnitud del hallazgo: "Este es uno de los 10 agujeros negros más masivos jamás descubiertos, y posiblemente el más masivo". Sus palabras reflejan la emoción de la comunidad científica ante un descubrimiento que abre nuevas ventanas al conocimiento del universo. La Herradura Cósmica, ese anillo de Einstein casi perfecto que distorsiona la luz de una galaxia aún más distante, se convierte así en un faro que nos guía hacia los misterios más profundos del cosmos. Esta distorsión, producto de la inmensa gravedad del agujero negro, ha sido la clave para desentrañar su masa, junto con el minucioso análisis del movimiento de las estrellas que lo orbitan, danzando al compás de una fuerza invisible pero irresistible.

Carlos Melo, candidato a doctorado en la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS) y parte del equipo de investigación, destaca la trascendencia de este hito científico: "Lo que resulta particularmente emocionante es que este método nos permite detectar y medir la masa de estos agujeros negros ultramasivos ocultos en todo el universo, incluso cuando están completamente en silencio". Y es que este gigante cósmico se encuentra en estado inactivo, es decir, no está devorando materia ni emitiendo la radiación característica de los agujeros negros activos. Esta inactividad lo convierte en un objeto especialmente difícil de detectar, un fantasma cósmico que se oculta en las sombras del universo.

La galaxia que alberga a este coloso pertenece a un grupo fósil, formado tras múltiples fusiones galácticas, un proceso que, según los científicos, ha contribuido al crecimiento desmesurado del agujero negro. El profesor Collett añade una perspectiva evolutiva al descubrimiento: "Estamos observando el estado final de la formación de galaxias y el estado final de la formación de agujeros negros". Sus palabras nos invitan a reflexionar sobre la historia del universo, sobre los procesos que han dado lugar a las estructuras más masivas que conocemos.

Este hallazgo revolucionario no solo nos permite vislumbrar la existencia de gigantes ocultos en el universo, sino que también nos proporciona herramientas para detectarlos y estudiarlos, incluso en su silencioso letargo. Abre un nuevo capítulo en la astrofísica, impulsando la búsqueda de estos enigmáticos objetos y profundizando nuestra comprensión de la evolución del cosmos. ¿Cuántos otros gigantes dormidos esperan ser descubiertos en la inmensidad del espacio? El futuro de la astronomía se presenta apasionante, lleno de nuevas preguntas y la promesa de desentrañar los secretos más profundos del universo.

Fuente: El Heraldo de México