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15 de agosto de 2025 a las 04:35
Chapultepec de madrugada: Imágenes que te helarán la sangre
La Feria de Chapultepec, otrora un torbellino de risas y adrenalina, ahora yace silenciosa, un gigante dormido bajo el manto del abandono. Su historia, grabada en la memoria colectiva de la Ciudad de México, se tiñe de un halo de misterio tras el trágico accidente de 2019. Ya no resuenan las alegres melodías de los juegos mecánicos, ni los gritos de emoción de quienes se atrevían a desafiar la gravedad. En su lugar, un silencio espectral se cierne sobre las atracciones inmóviles, como espectros de un pasado vibrante.
Erick Gunner, un explorador urbano con la audacia corriendo por sus venas, se adentró en este reino de la nostalgia y el olvido, apenas unas horas después del fatídico incidente. Su objetivo: documentar la Feria en su estado de limbo, capturar la belleza desolada de un lugar suspendido en el tiempo. Ataviado con ropas oscuras, como una sombra en la noche, Gunner se deslizó entre las sombras, acompañado por un cómplice silencioso, ambos armados con cámaras para inmortalizar su aventura.
Imaginen la escena: una alberca de pelotas de colores, otrora un mar de alegría infantil, ahora un oasis de plástico en medio del silencio. Gunner, desafiando la vigilancia presente, se detiene para una fotografía fugaz, consciente de que cada segundo cuenta en este territorio prohibido. La tensión se palpa en el aire, la adrenalina alimenta su osadía.
Su meta final: "La Quimera", el juego que se convirtió en sinónimo de tragedia. Un coloso de metal ahora inerte, un recordatorio sombrío del destino que selló el cierre definitivo de la Feria. A su alrededor, otros juegos mecánicos se yerguen como estatuas, testigos silenciosos de un pasado glorioso. Sus estructuras, aunque desgastadas por el tiempo y el abandono, aún conservan la majestuosidad de antaño, creando una atmósfera surrealista, un escenario digno de una película de suspenso.
El video de Gunner, que ha resurgido en TikTok, nos transporta a ese instante preciso, un día después del accidente. Las luces de algunas atracciones aún parpadean débilmente, como últimos suspiros de vida. La presencia policial, alerta a cualquier movimiento, añade una capa extra de tensión a la exploración.
La audacia de Gunner llega a su punto culminante cuando decide escalar uno de los juegos, buscando una vista panorámica de la Feria en su letargo. Desde las alturas, el panorama es desolador, pero a la vez hipnótico. Un cementerio de diversiones, un testimonio de la fragilidad de la alegría.
La incursión no pasa desapercibida. Las autoridades, alertadas por la presencia de los intrusos, despliegan un operativo de búsqueda. Patrullas recorren el parque, sus luces cortando la oscuridad. Gunner y su compañero, en una huida frenética, logran escapar de las garras de la ley, dejando atrás el reino de los juegos silenciosos.
El video de Gunner no es solo un documento visual, es una experiencia emocional. Nos invita a reflexionar sobre la fugacidad del tiempo, la memoria colectiva y la huella que dejamos en los lugares que habitamos. La Feria de Chapultepec, aunque en ruinas, sigue viva en el recuerdo de quienes alguna vez se perdieron en su laberinto de emociones. Y gracias a la valentía de exploradores como Erick Gunner, su historia continúa siendo contada, susurrada entre las sombras de un pasado que se niega a desaparecer.
Fuente: El Heraldo de México