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15 de agosto de 2025 a las 08:45

Caos en el estadio: ¿Brutalidad policial?

La pasión del fútbol, ese sentimiento que une a millones alrededor del mundo, se vio empañada una vez más por la violencia. Las imágenes, crudas y perturbadoras, provenientes del estadio Mineirão en Belo Horizonte, han recorrido el globo terráqueo como un reguero de pólvora, mostrando un lamentable enfrentamiento entre la policía brasileña y la hinchada del Godoy Cruz argentino. Tras el pitazo final, que selló la victoria 2-1 del Atlético Mineiro, lo que debía ser la despedida de un encuentro deportivo se transformó en un escenario de caos y agresión.

El operativo de desalojo de la afición visitante, lejos de ser ordenado y pacífico, se tornó violento, desatando la reacción de los hinchas argentinos. Golpes, patadas, empujones… una escena que nada tiene que ver con el espíritu deportivo y que, lamentablemente, nos recuerda episodios similares ocurridos en el pasado con otros equipos argentinos que han visitado Brasil, como Boca Juniors en Río de Janeiro o la propia Selección Argentina en el mítico Maracaná. ¿Acaso se está convirtiendo Brasil en un territorio hostil para las hinchadas argentinas? ¿Es esta la imagen que el país del fútbol quiere proyectar al mundo?

La indignación y la preocupación se han extendido como una mancha de aceite. El club Godoy Cruz, a través de un comunicado oficial publicado en sus redes sociales, ha expresado su enérgico rechazo a la violencia en los estadios, solidarizándose con los hinchas afectados y poniendo a su disposición los canales necesarios para brindarles el apoyo requerido. Un gesto importante, sin duda, pero que no borra las imágenes ni el mal sabor de boca que deja este nuevo capítulo de violencia en el fútbol.

"Nos solidarizamos con todas las personas afectadas…", reza el comunicado del club argentino. Palabras que resuenan en un contexto de creciente preocupación por la seguridad en los estadios. ¿Qué medidas se tomarán para evitar que estos incidentes se repitan? ¿Quién asumirá la responsabilidad por la violencia desatada? ¿Se limitará la respuesta a un simple comunicado o se implementarán acciones concretas para garantizar la seguridad de los aficionados visitantes en Brasil?

Más allá del resultado deportivo, este incidente deja una profunda herida en el corazón del fútbol. La violencia, en cualquiera de sus formas, no tiene cabida en un deporte que debería unir a las personas, no separarlas. Es hora de reflexionar, de tomar medidas contundentes y de trabajar en conjunto para erradicar este tipo de comportamientos de los estadios. El futuro del fútbol, como espectáculo y como pasión, depende de ello. No podemos permitir que la violencia opaque la belleza del juego. Es un llamado a la conciencia, a la responsabilidad y a la acción. El fútbol merece algo mejor. Los aficionados merecen algo mejor.

Fuente: El Heraldo de México