
15 de agosto de 2025 a las 09:20
California: ¿Acoso o seguridad? La Guardia Nacional bajo escrutinio.
La tensión se palpa en el aire. La imagen de agentes fronterizos enmascarados y pertrechados con equipo táctico irrumpiendo en pleno centro de Los Ángeles, mientras el gobernador Gavin Newsom discutía la redistribución de distritos electorales, es una postal que difícilmente se borrará de la memoria colectiva. Este incidente, lejos de ser un hecho aislado, se enmarca en una creciente ola de preocupación e incertidumbre que recorre a las comunidades inmigrantes. La justificación oficial de "patrullajes itinerantes de control migratorio" suena hueca ante la espectacularidad del operativo y la posterior detención de un inmigrante. ¿Casualidad o estrategia de intimidación? La pregunta queda flotando en el ambiente, alimentando la desconfianza y el temor.
El eco de las sirenas y las botas resonando en el asfalto angelino se propaga hasta Chicago, donde el miedo se ha convertido en un comensal más en la Semana de los Restaurantes Latinos. Un evento que debería ser una celebración de la cultura y la gastronomía, se ve ensombrecido por la amenaza latente de las redadas migratorias. La drástica reducción en la participación de los restaurantes, casi a la mitad con respecto al año anterior, es un síntoma inequívoco del clima de pánico que se respira. Los sabores y aromas festivos se mezclan con la amargura de la incertidumbre, mientras los organizadores señalan al "clima político" como el principal responsable de esta deserción. ¿Cómo celebrar con el corazón encogido, con la angustia de saber que la próxima redada podría estar a la vuelta de la esquina?
Mientras tanto, en la capital del país, la militarización del paisaje urbano se consolida. Los 800 efectivos de la Guardia Nacional, desplegados por orden del presidente Trump, ya patrullan las calles de Washington D.C. Una imagen que contrasta con la realidad estadística, que muestra una disminución de los delitos violentos en la ciudad. La justificación de una "ofensiva contra la delincuencia" se desdibuja ante la magnitud del despliegue militar. ¿Es realmente necesaria tanta fuerza para combatir la delincuencia, o se trata de una demostración de poder, una respuesta a las crecientes protestas sociales?
La presencia de la Guardia Nacional, los agentes fronterizos irrumpiendo en eventos públicos, el miedo que vacía las celebraciones… son piezas de un mismo rompecabezas que dibuja un panorama inquietante. Un panorama donde la seguridad se confunde con la intimidación, donde las políticas migratorias se implementan con la fuerza bruta, y donde la sombra del miedo se alarga sobre las comunidades más vulnerables. ¿Hacia dónde nos lleva este camino? Es una pregunta que todos debemos hacernos, mientras la tensión continúa en aumento y la incertidumbre se convierte en la única certeza.
La situación exige una reflexión profunda sobre el rumbo que estamos tomando como sociedad. No podemos normalizar la presencia militar en nuestras calles, ni permitir que el miedo se convierta en el pan de cada día. Es necesario alzar la voz, exigir respuestas, y trabajar por un futuro donde la seguridad no esté reñida con el respeto a los derechos humanos, donde la diversidad sea celebrada y no perseguida, y donde la justicia y la equidad sean los pilares de nuestra convivencia.
Fuente: El Heraldo de México